miércoles, marzo 14, 2012

Por un Aragón sin transgénicos. Por el mantenimiento de los CPR rurales

Aragón Sin Transgénicos
Necesitamos un cambio de modelo, una nueva cultura de la tierra en un planeta finito que no da más de si. Porque otro modelo de desarrollo y agricultura es posible, que promueva la sostenibilidad, la cercanía, la calidad, el patrimonio agrícola propio, la Salud y el futuro de los entornos rurales más allá de la ingeniería agrícola y el rendimiento económico empresarial.

El actual modelo consumista es insostenible. Las multinacionales, con el beneplácito de gobiernos cada vez más deslegitimados, continúan promoviendo negocios a costa de la salud de las personas, los animales y el medio ambiente. Se siguen cultivando transgénicos, se permiten nuevos experimentos a campo abierto sin tener en cuenta el principio de precaución, privatizan las semillas y patentan la vida misma, contaminan los campos y las aguas de tóxicos, pesticidas y químicos peligrosos, comercializan productos mal etiquetados en los supermercados

Muchas personas como tú decimos no al desaliento y a la tristeza y nos organizamos en colectivos locales que proponemos alternativas. Por todo el planeta, somos muchas las coordinadas en redes interconectadas que decimos ¡ya basta! Gracias a estas luchas populares, hemos logrado poner contra las cuerdas a la proliferación de transgénicos, que ya están siendo prohibidos y cuestionados en muchos lugares del mundo.

Organizamos esta Semana de lucha contra los transgénicos y hacia la Soberanía Alimentaria para unir nuestras fuerzas y multiplicar las experiencias que aglutinen a cada vez más personas hacia el cambio que queremos.

Cuando hablamos de Soberanía Alimentaria nos referimos al fomento de otros valores, a la fertilidad y al amor a la tierra. No son pocos los campesinos que trabajan el campo de forma respetuosa, los consumidores que crean grupos de consumo ecológico, consciente y responsable, las iniciativas de comercio local y circuitos cortos de comercialización, las iniciativas de economía alternativa y solidaria que practican la cooperación y no la competencia, los huertos comunitarios y la recuperación de oficios y saberes casi perdidos, los negocios sostenibles y éticos que asientan población y permiten vivir en el campo con dignidad. Podemos vivir con menos, y distinto, para vivir mejor. Hay mucho por hacer, sí, pero podemos repartir el trabajo y compartir con las gente que queremos las muchas faenas por acometer, para tener más ratos para el disfrute y las tareas comunitarias.

Los temas que planteamos ya son un debate social. La alimentación, la agricultura, la salud, el medio ambiente,… son cuestiones que nos preocupan a todas. A través de las actividades en esta semana queremos mejorar la conciencia ecológica y fomentar otro modelo de agricultura respetuoso con el medio y alejado del modelo agroindustrial. Consideramos que la autonomía de los campesinos se potencia con el apoyo y las alianzas de los consumidores, que podemos elegir comprar alimentos sanos y cultivados con cariño cerca de nuestros hogares. Y todavía tenemos que denunciar a algunos gobernantes directamente interesados en los transgénicos.

Nos solidarizamos y hacemos nuestra su lucha, con los miles de campesinos y campesinas que se ven forzados a abandonar las tierras, su sustento y forma de vida, cada vez en más sitios del planeta, teniendo que subsistir en la marginación de las grandes ciudades o en verdaderos campos de concentración modernos, por la avaricia de entidades financieras del terreno (fondos de inversión, caciques, grandes corporaciones), que se apropian de los mismos por simple especulación, bien como negocio seguro del futuro por la perdida cada vez mayor de suelos fértiles o para la creación de grandes extensiones de monocultivos transgénicos para destinarlos a agrocombustibles y alimentación de animales para carne, mientras toda la población local se sumerge en situaciones críticas de hambruna.

Queremos gente en los pueblos, cultura rural, recuperación de las semillas autóctonas, cooperación y solidaridad para disfrutar de esta maravillosa y fértil vida.

En Aragón los malos gobiernos y las empresas multinacionales más avariciosas han invadido nuestros campos. Han fomentado el uso descontrolado de sustancias tóxicas y pesticidas, la proliferación masiva de transgénicos y las malas prácticas propias de la agroindustria.

El Gobierno de Aragón lleva años favoreciendo la implantación en nuestro territorio de las peores empresas multinacionales como Monsanto, Pioneer, Dupont o Syngenta. Los consejeros de alimentación y medio ambiente han sido protagonistas en el impulso de la experimentación y la vía libre para los transgénicos en Aragón. Políticos como Gonzalo Arguilé o Modesto Lobón son responsables de la falta de apoyos a la agroecología y las desmesuradas ayudas a los transgénicos, con el apoyo de entidades como Ibercaja y a través de la Universidad de Zaragoza, cada vez más al servicio de empresas privadas.

Aragón se considera el lugar del mundo donde más transgénicos se cultivan en función de su superficie. Entre 2004 y 2009, mientras la agricultura ecológica crecía en en un 118% en el estado español, en Aragón se reducía un 12,53%. Mientras en otros países de la Unión Europea se legisla contra los transgénicos y se promueve la comida ecológica en los comedores escolares, aquí PP, PSOE y Par siguen empeñados en contaminar nuestros campos y nuestros platos.

Desde el movimiento “Aragón sin transgénicos” denunciamos estas malas prácticas de gobernantes y multinacionales que imponen monocultivos de transgénicos para agrocombustibles y alimentación para ganado (que luego llega mediante la carne a los cuerpos humanos). Y proponemos buenas prácticas en el campo y la alimentación, en armonía con la naturaleza y que devuelvan a la tierra todo lo bueno que ella nos da.

Recogida de firmas Por la continuidad de los Centros de Profesores y Recursos en las zonas rurales de Aragón

Las informaciones surgidas en los diferentes medios de comunicación sobre este tema, tras las cuales ha saltado el rumor y alarma de una posible desaparición de algunos CPRs.

Oficialmente, no hay ninguna decisión tomada, si bien todo apunta a que la reorganización que se va a llevar a cabo va en ese sentido.

Desde los CPRs entendemos que es nuestra obligación garantizar la igualdad a la formación de todos/as los profesionales que se encuentran en nuestros ámbito ya que la finalidad de la formación es, ayudar, asesorar y acompañar, a los centros, en la búsqueda de las respuestas a sus problemas y necesidades tanto en relación a su enseñanza-aprendizaje.

Los Centros de Profesores y de Recursos rurales están ubicados en poblaciones
pequeñas y en general con dificultades de acceso a servicios públicos, lejos de los centros urbanos y de las redes importantes de comunicación.

El CPR, además de llevar a cabo el seguimiento y organización de las actividades, es un referente para los centros y profesores de la zona: lugar de reunión de escuelas unitarias, centro de recursos(materiales educativos, libros, revistas…), asesoramiento y orientación sobre diferentes cuestiones pedagógicas y organización de otro tipo de actividades con los centros.

La actual red de CPRs facilita la atención a los centros dispersos geográficamente. En ocasiones supone la única ayuda a los centros que están aislados, mal comunicados, pequeños y sin recursos. La dispersión y singularidad geográfica de nuestras comarcas hay que considerarla.

También hay que tener en cuenta la conectividad reducida en la escuela rural para la formación online, que se presenta como una de las alternativas al actual modelo de formación.

Los CPR han elevado a la DG de Política Educativa y Educación Permanente una propuesta que garantice el acceso a la formación y a los recursos a todos los docentes, independientemente de su ubicación geográfica, en igualdad de condiciones.

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