lunes, septiembre 07, 2009

El Modelo de la Familia Narcisista. Narciso y Eco, Narcisismo y el Modelo de la Familia Narcisista

El Modelo de la Familia Narcisista

Stephanie Donaldson-Pressman, Robert M. Pressman. Narciso y Eco. El Sistema Narcisista Original. El Modelo de la Familia Narcisista - Capítulo I. La Familia Narcisista - Diagnóstico y Tratamiento. Editorial: Jossey-Bass

Narciso y Eco
El Sistema Narcisista Original

El personaje mitológico de Narciso ha personificado el concepto del amor al ser destructivo. Hay, sin embargo, otro personaje en la leyenda, al cual generalmente olvidamos: Eco. Y es, de la relación entre estos dos personajes, que podemos derivar el nombre de “la familia narcisista” para nuestro modelo.
En la leyenda, Eco ha perdido toda la capacidad de formar sus propias palabras y sólo puede repetir lo que pronuncian los demás. Cuando se enamora de Narciso, lo sigue con la esperanza de que algún día el vaya a pronunciar palabras de amor que ella pueda entonces repetirle. Cuando él se dice a sí mismo “te amo” a su propio reflejo, Eco es capaz por fin de decírselo a él también. Pero, Narciso está tan obsesionado consigo mismo, que es incapaz de oírla.(1)

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La historia, por supuesto culmina con el fallecimiento de ambos personajes. Narciso muere de pena frente a su reflejo; su amor y su absorción por su reflejo en el agua hacen que termine falleciendo. Eco, incapaz de lograr captar el amor y la atención de Narciso, cae en lo que pareciera ser un estado de depresión vegetativa, faltándole la voluntad de comer y beber, por lo que también y muere.
La historia de Narciso y Eco es la historia del amor propio y descarta la capacidad para ver, escuchar y reaccionar a las necesidades de los demás. Sin extendernos demasiado demuestra una alegoría impresionante de las relaciones interactivas de una familia narcisista.
Narciso represente al sistema parental, el cual, por cualquier razón (stress laboral, alcoholismo, abuso de drogas, enfermedad mental, discapacidad física, falta de capacidad simplemente para ser padres), se ocupa principalmente a satisfacer sus propias necesidades. Eco es el niño tratando de ganar la atención y la aprobación, convirtiéndose en un reflejo reactivo de las necesidades de sus padres, por lo tanto, sin desarrollar nunca su capacidad para encontrar su propia “voz” – es decir, para reconocer sus propios deseos y necesidades, y para desarrollar estrategias para satisfacerlos. Dentro del sistema de la familia narcisista, el locus para satisfacer necesidades emocionales está invertido: mientras que, en una familia saludable, los padres intentan proveer de todo para satisfacer las necesidades emocionales de los niños; en una familia narcisista, se convierte en la responsabilidad de los niños el satisfacer las necesidades emocionales de los padres.

Elementos de un Sistema Narcisista
Una responsabilidad Tergiversada

En una situación de una familia saludable, los padres aceptan la responsabilidad de satisfacer ciertas necesidades de sus niños, hacen que sus propias necesidades estén satisfechas por su cuenta o entre la pareja, y/o con otros adultos que sean capaces de hacerlo. En tal familia, la expectativa intrínseca está en que los niños no son responsables de satisfacer las necesidades de sus padres. Al contrario, los niños son “responsables” de aprender gradualmente cómo satisfacer sus propias necesidades de una manera independiente. Se espera que los niños, con el apoyo de los padres se involucre en un proceso de aprendizaje que dura, más o menos, 18 años, en el cual aprenderá a ocuparse de sí mismo. Si el proceso funciona correctamente, el hijo va a aprender a través del modelo a cómo ser padres que se ocupan de las necesidades emocionales de sus hijos y que satisfacen sus propias necesidades emocionales. Dicho con las palabras de Bradshaw:

Lo que un niño necesita más es un protector firme pero que lo entienda, alguien que necesita que sus necesidades se vean satisfechas gracias al esposo o a la esposa. Tal protector necesita ver resuelto el problema en sus propias relaciones, y también requiere tener un sentido de responsabilidad. Cuando este es el caso, tal protector puede estar disponible para el niño y proveer lo que el niño necesita.(2)

En una familia narcisista la responsabilidad de satisfacer las necesidades emocionales se tergiversan, es decir, en lugar de residir en los padres, la necesidad se desplaza hacia el niño. El niño se convierte, de una manera inapropiada, en responsable de satisfacer las necesidades de los padres, y, al hacer esto, se le priva de la oportunidad de la experimentación necesaria y del crecimiento.

Reactivo / Reflectivo
Tal como Eco sólo podía reflejar las palabras de los otros, del mismo modo los niños criados en una familia narcisista se convierten en seres reactivos o reflectivos. Dado que aprenden desde muy temprano que su principal trabajo es el de satisfacer las necesidades de los padres, cualquiera que éstas sean, no desarrollan la confianza en sus propios sentimientos y juicios. De hecho, sus propios sentimientos son una fuente de incomodidad: es mejor no tener sentimientos en lo absoluto, que tener sentimientos que no pueden ser expresados ni validados.
Entonces, en lugar de actuar según sus propios sentimientos y de una manera proactiva, el hijo espera hasta ver lo que otros esperan de él o necesitan, y luego reacciona según sus expectativas. La reacción puede ser ya sea positiva o negativa –el niño puede elegir, ya sea satisfacer las necesidades expresadas o tácitas, o revelarse en contra de esas necesidades-, pero, sea cual fuese esa reacción, todo es reactivo.
Del mismo modo, el niño se convierte en el reflejo de las expectativas parentales. Esto sucede en todas las familias hasta un cierto punto; el concepto de espejo en la personalidad o el desarrollo del ego, es un principio que ya está establecido hace mucho tiempo por la psicología.(3) Con frecuencia en la familia narcisista, sin embargo, el espejo puede reflejar la incapacidad del niño de satisfacer estas necesidades parentales. Este reflejo casi siempre es interpretado por el niño como una incapacidad y una falla de su parte.

Problemas con la intimidad
Para el niño de una familia narcisista las relaciones íntimas son un problema. Los niños de estas familias han aprendido a no confiar. Por lo tanto, durante el estado adulto, no importa cuánto quieran formar relaciones cercanas y amorosas, siempre tienen dificultad para bajar las barreras a la confianza que ya han erguido hace mucho tiempo.
La necesidad de una seguridad psicológica y física como un bloque constructor esencial para el desarrollo de la confianza, es una etapa elemental descrita por muchos sistemas psicológicos de desarrollo (incluido los de Ericsson y Maslow). (4)
El sobreviviente del sistema de una familia narcisista tiene dos opciones, ya sea aprende a no confiar o una vez que confía se le enseña a que no confíe más, esto sería lo contrario a lo que sería no aprender a confiar nunca. Cuando son bebés o niños pequeños, muchos sobrevivientes fueron bien alimentados, los mantuvieron en un lugar cálido, se les mimó, se les trató bien. Un niño dependiente, necesitado (como somos todos), es una mínima amenaza para el sistema de los padres: las necesidades son simples y el sistema parental es capaz y además quiere satisfacerlo. Pero a medida que el niño crece y busca diferenciarse de los padres, las necesidades comienzan a ser más complejas. El sistema parental puede ser francamente incapaz de ocuparse de estas necesidades, o puede verse amenazado por éstas y sentirse más y más ofendido. A esta altura la responsabilidad de satisfacer las necesidades comienza a tornarse del padre hacia el hijo y la erosión de la confianza comienza.
Mientras que ciertos comportamientos obvios (emborracharse o avergonzar al niño) van a producir obviamente una crisis de confianza del niño. Adultos que se criaron en familias narcisistas, con frecuencia describen una disfunción que es mucho más encubierta, describiendo a sus padres como “sólo están ahí”. Considere el caso de Beth:

Historia de Beth:
Mi mamá estaba siempre ahí, haciendo las cosas normales. Pasábamos bastante tiempo en casa con ella y estaba… ahí. Pero recuerdo haberme sentido como que no podía acercarme lo suficiente a ella. Es difícil describirlo. Ella estaba ahí, se preocupaba, pero no realmente. Recuerdo haberle dicho eso que me preocupaba tanto, de mi mejor amiga que me había humillado tanto en la cafetería de la escuela -enfrente de todos- y ella hizo un gesto con la cabeza y me dijo todo lo correcto, pero era como que me hacía sentir que me estaba dedicando su tiempo, haciendo lo que las madres tienen que hacer y sacándolo del “libro de las madres”… porque, en cuanto terminé, comenzó a hablar de mi papá, de cómo ella estaba enojada con él, porque le había hecho algo. Como si yo no le hubiese dicho nada!… Y eso no fue una sola vez, un incidente, en realidad esto pasaba ¡todo el tiempo!... Yo la adoraba, y supongo que todavía lo hago; yo sé que me quería, pero era como tratar de agarrar humo, uno no lo puede agarrar con las manos. Aún me siento así.

La historia de Beth no es una historia de abuso obvio, abierto o dramático. Se trata de una incapacidad emocional por parte del padre. Beth sentía que el centro de atención de su mamá no estaba puesto en Beth, y tenía razón: estaba puesto en la relación con su marido. La mamá de Beth realmente quería que Beth le prestara atención a ella, que fuera su aliada y que satisficiera sus propias necesidades emocionales.

Sistema de la familia narcisista
Por lo general, el sistema de la familia narcisista es difícil de comprender, tanto para el terapeuta, como para el sobreviviente. Muchos casos ilustran más que nada a familias abusivas y situaciones dramáticas, que obviamente corresponden al modelo y parecían relativamente fáciles de diagnosticar.
Hay cierto número de ejemplos de estas familias narcisistas abiertas. Familia que tratan con problemas de droga, abuso de alcohol, incesto, y comportamientos agresivos de todo tipo en familias narcisistas. Pero nosotros, como terapeutas, los hemos nombrado por lo que son (familia incestuosa, con problemas de alcohol, etc.)
Existen una cantidad igual de estudios de casos presentados aquí, que tratan con caos de familias narcisistas encubiertas, en las cuales las disfunciones son mucho más sutiles. Todos los terapeutas han tenido casos con pacientes que de verdad están traumatizados y que tienen muchísimos de los rasgos que identificamos en casos de adultos hijos de familias alcohólicas. Pero, sin embargo, no podemos entender dónde ni porqué se originaron los problemas. Esto no fue un abuso abierto u obvio; nadie bebía, nadie consumía drogas. La familia, en realidad, funcionaba bastante bien. Se alimentaban los niños, tenían ropa, fiestas de cumpleaños, se los llevaba de vacaciones y se graduaron de buenas escuelas. La familia parecía normal, igual cuando se la miraba de cerca.
El problema fue que se esperaba que los niños satisfacieran las necesidades de los padres. Era muy sutil y parecía saludable, pero no era en absoluto saludable emocionalmente para el niño. Los niños de esta familia son adultos que llegan a hacer terapia habiendo leído todos los libros, hablado muchas veces con sus hermanos y amigos, y todos ellos le han reforzado la idea de que no había nada malo en su familia. Estas personas llegan completamente convencidas de que tiene que haber alguna falla en su propia personalidad. ¡Esto debía ser así, porque no había nada malo en la manera en que fueron criados!
El modelo de tratamiento para la familia narcisista está enfocado para las necesidades de esta población, así como para los sobrevivientes de familias abusivas mucho más obvias. Esperamos que esta modalidad sea capaz de llenar el vacío que se tienen al tratar con un montón de pacientes/clientes que nunca entran dentro de alguna categoría, para quienes no ha habido un marco de trabajo alrededor del cual organizar el tratamiento, ni técnicas para ayudar al terapeuta cuando entregan un tratamiento para casos como los de Beth, Becky y Ben en el mundo.

La historia de Becky.
Becky es una secretaria ejecutiva de unos 31 años y trabaja para una corporación ejecutiva de alto nivel. Está casada felizmente y tiene tres hijos de edad escolar; el cuarto niño murió cuando tenía 6 meses, de un ataque de neumonía, seis años antes del comienzo de la terapia de Becky. Ella comenzó la terapia luego de haber vivido en secreto con ataques de pánico por dos años. Sentía que corría el riesgo de suicidarse, y ya no podía evitar los ataques. El relato de Bechy acerca de su familia de origen, de la experiencia que había tenido, era el relato de una persona que había tenido una familia cercana, cálida y religiosa. Eran seis hermanos: el padre era un oficial militar de alto rango, y la madre permanecía en casa dedicada a sus hijos. Becky contaba siempre, por ejemplo, que tenía muchos chicos con qué jugar y que a su mamá nunca le importaba que su casa fuese el centro del vecindario para que jugaran los niños. Tenía recuerdos de haberse sentido especial, porque vivía en una base militar y todos saludaban a su padre y saludaban a los niños. Recuerda haber tenido cinco o seis años cuando se perdió dentro de la base, para luego ser “rescatada” por seis soldados, que la llevaron a tomar un chocolate caliente con galletas y después la llevaron a casa en un jeep. Habló de cómo le gustaba ir a la oficina de su padre y sentirse muy importante porque era la pequeña hija del coronel.
Sin embargo, cuando se le preguntó acerca de sus relaciones con su padre y su madre, su voz se ponía nerviosa. Había una rabia muy suprimida, hasta cuando contaba un acontecimiento feliz. Becky se convirtió en una especia de armadillo, alguien con un caparazón muy duro que la protege, y por dentro es alguien muy suave y vulnerable. Sus comentarios acerca de su familia, sus colegas y su marido, por lo general, eran sarcásticos. Hacía chistes agresivos acerca de todo, enmascarando su rabia como humor. Pero luego de muchos meses de terapia, una imagen comenzó a emerger. Emergió con una actitud agonizante, ya que era muy difícil para Becky decir cualquier cosa sobre su padre que fuera a ser visto como negativo.
Básicamente, Becky no tenía ninguna conexión emocional con su mamá; su madre no lo podía permitir. Su madre era un “humano que hace” (en oposición a un humano que es).(5) Luego de más de un año de terapia, Becky describió a su mamá de la siguiente manera: “mamá se pasaba todo el tiempo tratándose de ganar esa alas de mierda [refiriéndose a las creencias religiosas muy fuertes de su madre, especialmente en los últimos años]. De lo único de que se trataba era de cómo era vista por los otros. Todo lo que no tenía sustancia ni nada para nuestra relación. Nos recuerdo a todos nosotros vestidos impecablemente y haciendo fila para ir a la iglesia. La familia del coronel, nosotros ocho, siempre sentados en el mismo banco de iglesia. Aunque nos estuviéramos muriendo, teníamos que levantarnos, vestirnos e ir a la iglesia. Estaba tan ocupada haciendo lo que era correcto y asegurándose de que todos hiciésemos lo correcto, para asegurar su lugar en el cielo. No importaba lo que sentíamos, o ¡ni siquiera si sentíamos algo! Lo único que importaba es que hiciéramos. Y yo, personalmente, siempre me sentí muy mal, excepto cuando estaba con mi papá. Él me hacía sentir importante. Él era un héroe. Usted sabe… el uniforme, todas esas medallas, toda la gente que lo saludaba donde sea que el fuera. Pero mi mamá, ¡uf! Yo sabía que nunca iba a estar a la altura de lo que ella me pedía. No sabía ni por qué; no podía preguntar. Entonces era presumida por afuera, pero siempre estaba muy enojada, y… lastimada”.
Según como progresó la historia de la familia de origen de Becky, fue más y más aparente para ella que las necesidades de niñez no habían sido levemente ignoradas, sino que habían sido sacrificadas para servir a otros (y, en este caso sobre todo, las necesidades de sus padres). Las convicciones religiosas de su madre, hicieron que los sentimientos fueran irrelevantes. Había una manera prescrita de cómo vivir, y así era la manera como se debía vivir, punto. No importaba como uno se sintiera acerca de eso. La carrera del padre era muy importante para ambos padres.
El papá de Becky fue el primer foco de atención en la vida de su madre. En esta pareja de padres, cualquier cosa que amenazara el estatus, el ego o la paz del padre, era intolerable. Esa era la dinámica tácita que manejaba esta familia narcisista. Cuando Becky quedó embarazada a los 16 años, su padre se enfureció y le pegó arrojándola por las escaleras; su madre apoyó esta acción, culpando a Becky. Unos años más tarde, cuando el niño pequeño de Becky murió, su padre fue incapaz de asistir al funeral, dijo que estaba demasiado triste. El día después del funeral del bebé, la madre de Becky le dijo que se estaba comportando de una manera egoísta al llorar, y que “debía levantarse y hacer lo que era correcto” (es decir, limpiar la casa y preparar la comida, en caso de que alguien fuera a visitarla. Inmediatamente después, la mamá de Becky se fue, y su joven marido tan triste y sus tres hijos se las tuvieron que arreglar solos. Ella regresó a su casa diciendo “tu padre me necesita; esto ha sido tan duro para él”.
“¡¿Y qué hay de mí?!”, gritó Becky cuando me contaba la historia. “¡¿Acaso no pensó que me podía lastimar?! No, a mí no se me tenía permitido sentir o apenarme. ¡Yo no exisitía para ella, yo no estaba haciendo lo correcto! ¡Y que Dios me perdone si llegana a llorar, a sentirme lastimada o hasta necesitarlos”

Excepto por aquella oportunidad en la que el padre de Becky la empujó por las escaleras, nunca nadie fue golpeado en la familia. Nunca a nadie “le falto algo” materialmente. Ninguno de los padres sufrió el abuso de alguna sustancia, ni de ninguna enfermedad mental, de discapacidad física, de nada. Pero era una familia narcisista. La expectativa clara era que los niños debían satisfacer las necesidades emocionales de los padres, y que los niños no debían solicitar a sus padres para que los apoyen emocionalmente.

Conclusión
La familia narcisista, por lo general, se asemeja a la proverbial manzana roja brillante con un gusano adentro; parece hermosa, hasta que uno da un mordisco y descubre al gusano. El resto de la manzana puede que esté bien, pero un ya ha perdido el apetito.
En la familia narcisista, mucho de lo que sucede puede ser algo que está “todo bien”, pero la base emocional falta. Los niños no están satisfaciendo sus necesidades emocionales, porque sus padres no están focalizados en satisfacerlos. En lugar de dar a sus hijos un espejo de apoyo, comprometido y basado en la realidad, los padres narcisistas presentan un espejo que refleja sus propias necesidades, y esperan que los niños reaccionen a éstas. El foco está tergiversado, y los niños crecen sintiéndose defectuosos, equivocados o dignos de ser culpados.
Cuando uno se cría incapaz de confiar en la estabilidad, la seguridad, la igualdad en el mundo propio, uno se cría desconfiando de sus propios sentimientos, percepciones y valor. Cuando uno se cría como un ser reactivo-reflectivo, como lo fue Eco, uno no ha aprendido las habilidades necesarias para llevar una vida satisfactoria.

Notas
1. avid, Metamorphoses, translated by Frank Justin Miller (1916; reprint, Cambridge, MA: Harvard University Press, 1936).
2. John Bradshaw, Healing the Shame That Binds You (Deerfield Beach, FL: Health Communications, 1988), p. 52.
3. Jacques Lacan, The Seminar of Jacques Lacan, edited by Alan Millar and translated by John Forester, 2 vols. (Cambridge, UK: Cambridge University Press, 1988).
4. E. H. Erikson, Identity: Youth and Crisis (New York: W. W. Norton, 1968); A. H. Maslow, Toward a Psychology of Being (New York: Van Nostrand, 1962).
5. Terry Kellogg, Finding Balance: 12 Priorities for Interdependence and Joyful Living (Deerfield Beach, FL: Health Communications, 1991), p. 192.

Narciso, Narcisismo y el Modelo de la Familia Narcisista

Stephanie Donaldson-Pressman, Robert M. Pressman. Narciso, Narcisismo y el Modelo de la Familia Narcisista. El Modelo de la Familia Narcisista - Capítulo 1. La Familia Narcisista - Diagnóstico y Tratamiento. Editorial: Jossey-Bass

Este texto es acerca de los individuos criados en familias narcisistas. No es acerca de aquellos que sufren del desorden de la personalidad narcisista. Aunque es posible que uno de los padres (o ambos) en un sistema narcisista tenga éste u otro desorden, es poco probable; por lo general los desordenes de la personalidad en el grueso de la población no son tan comunes, y casos de desórdenes de la personalidad narcisista, mientras que parecen ir en aumento, todavía constituyen un porcentaje minúsculo de la población terapéutica. (1)
Usamos el término, narcisista en nuestro modelo de tratamiento más en el sentido clínico que en el descriptivo. En este caso nuestra marca de narcisismo es descendiente de Ovidio, pero relacionada con Freud también. El narcisismo quiere decir estar absorto en si mismo, padecer una carencia de consideración y/o preocupación, una cierta superficialidad, preocupación por apariencias externas, falta de profundidad, distanciamiento -desgana de acercarse mucho o dar mucho. Cualquiera o todas estas descripciones, en distintos grados y con una distinta frecuencia, pueden ser utilizadas para describir al sistema parental de una familia narcisista. Aunque estos términos pueden ser usados en la descripción del desorden de la personalidad narcisista, sólo son la punta del iceberg. Cuando un ignorante usa el término narcisista de en una forma peyorativa – como en “Esa pequeña imbécil narcisista! En todo lo que piensa es en ella misma!” - en realidad está transponiendo narcisismo con solipsismo: la creencia o visión de que todo lo que existe, puede ser conocido o tiene importancia es en uno mismo. Tal vez sería más adecuado decir, “Esa pequeña imbécil solipsista!”

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No vamos a categorizar a los individuos provenientes de familias narcisistas como “narcisistas patológicos”; (2) sin embargo, la definición del sistema en sí tiene paralelos con el marco psicoanalítico que define al narcisismo. En algunos puntos de la discusión de este modelo, se cita a la teoría psicoanalítica; existe, de hecho, mucho qué ganar con el entendimiento de la evolución psicoanalítica de la teoría del narcisismo, y hemos incluido una breve reseña del desarrollo de la teoría (desde Freud pasando por Kernberg y Kohut) en el Apéndice A. Nuestra referencia a la teoría psicoanalítica viene de la apreciación por las bases históricas del modelo de la familia narcisista, así como del estudio y trabajo previo hecho por otros que contribuyen para el mejor entendimiento de nuestra teoría.
Reconocemos que el desorden de la personalidad narcisista, sin embargo, es una condición seria, a menudo debilitante y excesivamente dolorosa que es extremadamente difícil de tratar. (3) Los primeros precursores de la teoría psicoanalítica, con excepción de Heinz Kohut, han por largo tiempo considerado al psicoanálisis como el tratamiento a seguir para un desorden así. Aún dentro de ese entorno, hay grandes desacuerdos concernientes a la eficacia y al enfoque de los distintos métodos de tratamiento. (4) A medida que nuestro texto se desarrolle, el lector podrá ver que, por muchas razones, no respaldamos el psicoanálisis como medio para el tratamiento de los desordenes de los individuos criados en familias narcisistas.

Narciso y Narcisismo
Para referenciar al desorden que etiquetamos como narcisismo de una manera significativa, debemos de regresar al recuento de Ovidio sobre el mito:
Me consumo en amor propio; tanto mantengo las llamas como las sufro. ¿Qué debo hacer? ¿Debo ser cortejado o cortejar? ¿Por qué cortejar del todo? Lo que deseo, lo tengo; tengo en abundancia lo mismo que mi deseo suplica de mi (5)
En esta versión del mito, Narciso era el producto de una violación. Su madre, Liriope, una dama de las aguas, fue violada en un arroyo y casi ahogada. Cuando Liriope le pregunta a un profeta acerca de lo que el futuro le guarda a su hijo, y si llegará a vivir una edad avanzada, el profeta responde, “Si nunca llega a conocerse a si mismo” (6). Narciso, aunque hermoso físicamente y deseado por muchos (de ambos sexos), permanece
indiferente. Es amado y admirado, especialmente de manera trágica por Eco, pero no ama ni admira en correspondencia. Al final, por supuesto, encuentra un objeto digno de su amor – su propio reflejo en el agua. Entonces llega a “conocerse a si mismo”, lo cual resulta en su misma muerte. Lo que queda es una hermosa flor blanca (el Narciso) que florece a la orilla del lago perpetuamente reflejado en sus aguas.
Hay muchos elementos en este mito que han sido considerados para estudios y modelos psicológicos (incluyendo el nuestro): la historia de Narciso simbólicamente incluye los peligros de la belleza física, el lago como espejo, la violación, el amor propio, la auto-estima sesgada, el amor homosexual, el amor perverso, el rol de la empatía, el agua como fuente de vida/muerte y el auto-conocimiento como muerte. La parte de Eco se usa para representar a la personalidad reactiva, al distorsionado sentido del ser y la falta de auto-conocimiento como muerte.
Tal vez más que cualquier otro personaje mitológico, Narciso ha fascinado a estudiosos del comportamiento humano por la dramatización de dualidades caracterológicas como: pasión/frialdad, distanciamiento/absorción, realidad/ilusión, percepción/hecho, unidad/separación, sujeto/objeto y demandar/rechazar amor. Como Chessick apunta hábilmente, el término personalidad narcisista ha sido usada “con una variedad impresionante de significados, yendo desde la perversión sexual a la concentración de intereses psicológicos en uno mismo” (7). Y ahí reside el problema.

Narcisismo Renacido
Havelock Ellis fue el primer estudiante de psicología en incorporar el mito de Narciso al cuerpo de la literatura psicológica. En “Auto-Erotismo: Un Estudio Psicológico” (1898), publicado al final del siglo diecinueve, describió la suplantación de la manifestación sexual externa por una tendencia “Narcisista en apariencia” interna de auto-erotismo, actividad a menudo durante el sueño. Ligó la tendencia hacia el placer sexual individual como de carácter totalitario y perverso.(8) Durante el mismo periodo, Paul Nacke describió la actitud de quien trata a su cuerpo como un objeto sexual, tocándose y acariciándose como principal desfogue a sus deseos sexuales; el término Narcismu (Narcisismu) fue dado a conocer para describir esta actividad como una perversión sexual.(9).
Freud usó por primera vez el término narcisístico en 1910 como nota a pié de página en el previamente escrito Tres Ensayos sobre la Teoría de la Sexualidad.(10) Y mientras que fue Rank (1911) quien publicó el primer estudio psicoanalítico sobre el tema, fue en “Sobre Narcisismo: Una Introducción” que Freud estableció el concepto y terminología de lo que sería un eje central de su teoría de desarrollo.(11) También movió al estudio del narcisismo lejos de la perversión sexual, escribiendo que “una asignación del libido merecedora de ser descrita como narcisismo tal vez se encuentre presente de manera mucho mas extensa, y eso tal vez ocupe un lugar en el curso normal del desarrollo de la sexualidad humana” (itálicas agregadas)(12).
Tanto Freud como Mahler observaron al narcisismo como solución a un conflicto, moviendo al infante lejos del narcisismo “primario” (saludable), donde el niño conoce (ama) solo a su persona, hacia una exitosa transferencia de amor por un objeto (usualmente la madre). (13) Donde no ocurra esta progresión natural, o donde un trauma force al niño que ha logrado exitosamente la transición, entonces resulta la patología que llamamos narcisismo o desorden de la personalidad narcisista.

El Modelo de la Familia Narcisista
Aunque nuestro paradigma se encuentra en paralelo con el narcisismo clínico, el nombre es derivado de la relación de Eco y Narciso, y está mas relacionado con Eco que con Narciso. En vez de Modelo de la Familia Narcisista, pudimos haberlo llamado el modelo centrado alrededor de los padres, o aún el modelo Eco – pero hay una relación, para la mayoría de nosotros, con la palabra narcisismo que es descriptivamente significativa y comunicadora. Yendo más lejos, hay una indudable conexión con la teoría psicoanalítica, particularmente ejemplificada por las teorías de desarrollo de Freud y Mahler. (15) Nuestro modelo es ciertamente acerca del sistema parental que, por alguna razón, puede reflejarse sólo a si mismo y sus propias necesidades (Narciso), y acerca del niño que sólo existe para los padres al grado que cumpla o rechace cumplir esas necesidades (Eco). En un sentido estricto este modelo no trata al narcisismo patológico, sino del sistema de relaciones o interacciones que cargan con cualidades que asociamos comúnmente con el narcisismo: absorberse en si mismo, desapegos, falta de empatía, el ponerse (al sistema parental) primero, una exagerada necesidad de validación y preocupación con la apariencia externa por encima de una interna sustancial.
Las teorías no florecieron, estallando, como Atena de la frente de Zeus. Los orígenes del término familia narcisista son tanto históricos como sociológicos. Hay referencias a lo largo de este libro de las variantes de Ovidio y de Freud del narcisismo para ilustrar ciertos puntos o conceptos. Hay muchas referencias al concepto de enfermedad mental para dar continuidad. Podemos ver las tendencias de un individuo hacia el auto-centralismo y grandiosidad desde la perspectiva tradicional de las relaciones-objeto y expedir un diagnóstico de desorden de personalidad narcisista, o podemos asumir la perspectiva de que hay un grado de narcisismo saludable que contribuye a la auto-protección, auto-aserción y creatividad. Para citar a Sheldon Bach:
Pero esa misma centralidad que crea problemas en las relaciones-objeto tal vez sea necesaria para la capacidad excepcional creativa, y ¿quién es para decir si la grandiosidad y las fantasías de poder podrían parecer patológicas únicamente cuando no acompaña el éxito en el mundo?
Aparentemente, tales distinciones no siempre son fáciles de hacer, y no podemos necesariamente asumir que un narcisista saludable se vuelve favorito de los dioses mientras que uno enfermo se vuelve un paciente. (16)
Para ilustrar nuestra posición de que la enfermedad mental depende grandemente de quien la observa – es por eso que el enfoque de este modelo se establece de acuerdo a la manera como las personas se relacionan, no en su patología – quisiéramos compartir una joya sacada de La Máscara de la Cordura de Cleckley.
Un millonario, notorio por sus excentricidades, tenía un hermano mayor más balanceado quien, en numerosas ocasiones, ejerció una fuerte presión para ponerlo bajo cuidado psiquiátrico. Al recibir noticia de que este hermano mas sabio había sido abandonado inmediatamente después de la noche nupcial por una famosa dama del teatro (con quien había entablado una fuerte suma de dinero) y que la novia, durante el episodio pseudo-matrimonial, había estado obstinadamente vistiendo medias, el más joven apresuró a enviar este sucinto e incontestable telegrama: ¿QUIÉN ESTÁ LOCO AHORA?(17)

Una Nuevo Marco de Referencia
Al hablar del sistema familiar narcisista, no estamos describiendo a individuos con desórdenes crónicos. En su lugar estamos hablando de un nuevo marco para (1) buscar la manera para que las personas aprendan a interactuar con sus familias de origen, (2) analizar las consecuencias durante la edad adulta de los patrones e interacciones en la edad infantil, y (3) organizar estrategias para manejar esas consecuencias durante la terapia. Así, para el paciente que necesita saber “¿Quién está loco ahora?” nosotros respondemos que nadie, o todos; ¿cuál es la diferencia? Este modelo no es sobre patología, es sobre aceptación (Vea el Capítulo Cuatro) – aceptación de la realidad del pasado, y las posibilidades para un cambio productivo en el presente.

Referencias
1. American Psychiatric Association, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders. 3era Ed. Revisada. (Washington, DC: American Psychiatric Association, 1987).
2. Sigmund Freud, "On Narcissism: An Introduction," in The Standard Edition of the Complete Psychological Works of Sigmund Freud, vol.14, editado y traducido por James Strachey (1914; reimpresión, Londres: Hogarth Press, 1953-1974).
3. American Psychiatric Association, op. cit.
4. Salman Akhtar, Broken Structures: Severe Personality Disorders and their Treatment (Northvale, NJ: Jason Aronson, 1992); Richard D. Chessick, Psychology of the Self and the Treatment of Narcissism (Northvale, NJ: Jason Aronson, 1985); Ouo Kernberg, Borderline Conditions and Pathological Narcissism (New York: Jason Aronson, 1975). References. 163
5. avid, Metamorphoses, traducido por Frank Justin Miller (1916; reimpresión, Cambridge, MA: Harvard University Press, 1936), p. 157.
6. Ibid., p. 149.
7. Chessick, op. cit., p. 5.
8. Havelock Ellis, "Auto-Erotism, a Psychological Study," St. Louis Alienist and Neurologist 19 (Abril 1898), referenciado por Jeffrey Berman, Narcissism and the Novel (New York: New York University Press, 1990).
9. Paul Nacke, citado por Elizabeth Wright, ed., Feminism and Psychoanalysis: A Critical Dictionary (Oxford, UK: Blackwell Publishers, 1992), p. 271.
10. Sigmund Freud, "Three Essays on the Theory of Sexuality" (1905), Edición Estándar, vol. 7 (ver nota 2).
11. Otto Rank, The Double, edited and translated by Harry Tucker, Jr. (1914; reimpresión, New York: New American Library, 1979); Freud, "On Narcissism."
12. Freud, "On Narcissism," p. 73.
13. Ibid.; Margaret S. Mahler, Fred Pine, and Anni Bergman, The Psychological Birth of the Human Infant (New York: Basic Books, 1975).
14. MargardS. Mahler, On Human Symbiosis and the Vicissitudes of Individuation (New York: International Universities Press, 1968).
15. Sigmund Freud, The Standard Edition of the Complete Psychological Works of Sigmund Freud, 24 vols., editado y traducido por James Strachey (London: Hogarth Press, 1953-1974); Mahler, Pine, and Bergman, op. cit.
16. Sheldon Bach, Narcissistic States and the Therapeutic Process (Northvale, NJ: Jason Aronson,1985), p. xi.4
17. Hervey M. Cleckley,The Mask of Sanity (London: C. V. Mosby Co., 1976).

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