domingo, marzo 08, 2009

Kalam Nawaem: Las reinas del satélite. Dishing Democracy, 2007 Holanda/Estados Unidos, Bregtje van der Haak

Las reinas del satélite. Son cuatro mujeres las que ponen voz y rostro, cada domingo, al espacio de la cadena MBC, Kalam Nawaem, un término que podría traducirse como “engatusar”. Se trata del popular programa de debate, de la primera cadena independiente de la televisión por satélite en lengua árabe. Ver programa Las reinas del satélite Las reinas del satélite
* La llegada de las antenas parabólicas y sus programas, que escapan al control de los gobiernos, anima al debate público en el mundo árabe.
* EL PROGRAMA KALAM NAWAEM ESTÁ REVOLUCIONANDO EL CONTEXTO SOCIAL ÁRABE
* Llevan emitidos más de doscientos programas y lo ven millones de espectadores del entorno árabe, Europa, América y África.
Es un programa social donde se desafía, se pregunta y se debate, nunca se juzga. Una de las causas por las que, ni gobiernos, ni autoridades islámicas puede perseguirles. En poco más de seis años, las cuatro mujeres están revolucionando la forma de pensar y de tratar temas tan tabúes en su entorno, como la masturbación, la homosexualidad, el terrorismo o la infidelidad. Se han convertido en un referente del nuevo pensamiento, en una sociedad, que no es maleable a las revoluciones, sino a la evolución, a través del cambio lento.
“Las Reinas del Satélite” muestra cómo la televisión por satélite ha convulsionado el mundo árabe. El número de estos canales se ha triplicado en solo cuatro años y la mayoría de los hogares cuenta con este sistema de comunicación.
Ahora, la mayoría de los espectadores árabes ya no dependen de una televisión terrestre estatal, supervisada de arriba abajo por el gobierno.
Sorteando fronteras nacionales, el control y esa censura, Kalam Nawaem, lleva emitidos más de doscientos programas y en la actualidad, tienen previsto grabar programas, centrados en problemas humanitarios y en los derechos sociales de la mujer árabe.
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Dishing Democracy, 2007 Holanda/Estados Unidos, Bregtje van der Haak La televisión por satélite convulsiona el mundo árabe en Documentos TV.
Dishing Democracy, 2007 Holanda/Estados Unidos, Bregtje van der Haak Documental, 60 minutos, en inglés y árabe con subtítulos en inglés Dishing es un juego de palabras entre satellite dish (antena satelital) y una palabra en argot inglés que significa "chismes".
A veces, una acción política poderosa viene en un envase sorprendente; como Kalam Nawaem, o "Hablar dulce", un talk show de cuatro mujeres de la televisión satelital árabe. A diferencia de la programación oficial del gobierno, la televisión satelital está libre de las fronteras nacionales, el control estatal y la censura, y las anfitrionas de Kalam Nawaem lo aprovechan al máximo, discutiendo temas tabú como sexo, poligamia, mujeres golpeadas e igualdad entre hombres y mujeres.
Las cámaras nos llevan tras bastidores para conocer a estas cuatro vibrantes y francas conductoras, cada una de un país árabe distinto y de diferentes orígenes, y también a las calles y a los hogares de las mujeres para capturar las reacciones de las televidentes. Es un apasionante y vertiginoso retrato del poder de compartir ideas a través de las fronteras: mujeres que hablan con mujeres. Como dice una de las conductoras: "No me interesa la política; me interesan las personas".
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KALAM NAWAEM: Lección de Humildad. No soy periodista y mi formación y vocación están lejos de acercarme a programas de corte periodístico, pero eso no quiere decir que no disfrute como una enana viendo algunos de ellos. Uno de mis favoritos es Documentos TV, que esta semana nos obsequió con el excelente “Las reinas del satélite” (pinchad en el enlace para verlo en la web de RTVE). El reportaje muestra cómo funciona Kalam Nawaem, un talk show perteneciente a la cadena por satélite MBC (independiente, privada y líder en el mundo árabe). Debido a su formato, los cuatro pilares básicos de este programa son sus presentadoras. Fawziah Salamah, Rania Barghoot, Muna Abu Sulayman y Farah Bseiso (de izquierda a derecha en la foto) son cuatro profesionales como la copa de un pino y además, son mujeres árabes. Ah, y líderes de audiencia. Porque su programa, que se emite los domingos a las seis de la tarde, lo ven cientos de millones de personas (chúpate esa, Telecinco). Una de las partes centrales del reportaje es, por lo tanto, la que indaga sobre la repercusión social del talk show. Kalam Nawaem lo ven muchísimas mujeres, la mayoría analfabetas, para las que la televisión por satélite representa su ventana más inmediata al mundo que les rodea. Y también lo ven millones de hombres, entre ellos los hay que disfrutan; otros lo critican, pero lo que está claro es que despierta su interés. Espectadores de ambos sexos comentan los temas tratados en el programa, la postura de cada una de las presentadoras y, a su vez, su opinión sobre éstas. Y es que las cuatro mujeres representan unos roles con puntos de unión comunes pero a la vez, muy diferenciados. A simple vista, esto es lo que podría ofrecer cualquier programa de opinión de tres al cuarto, pero la diferencia es que en Kalam Nawaem las presentadoras se muestran plenamente conscientes de su rol (así como de lo que representa su figura pública) y utilizan su posición para reafirmar, trasgredir o reinvidicar diferentes aspectos de los temas sociales, políticos y culturales que semana a semana traen a plató y que son, muchas veces, tabú en su sociedad. Todo esto con un gran equipo detrás (las intervenciones de los productores son de las partes más interesantes del reportaje) y con unos medios técnicos que demuestran que el concepto de este programa está mucho más cerca de Oprah y la ABC que de Bin Laden y sus amenazas grabadas a lo “video de primera comunión”.

Desde luego, Kalam Nawaem no es precisamente el Ché Guevara televisivo del mundo árabe. Partes del reportaje muestran a una de las productoras reunida con un empleado para estudiar nuevas formas de rentabilizar el programa o al otro productor hablando de la autocensura que ellos mismos se aplican a propósito. También es revelador el momento reality, en el que la propia Bseiso decide mostrar paso a paso su embarazo y posterior parto (eso sí, como denuncia ante la situación que viven millones de mujeres que se ven completamente solas a la hora de parir). Se incide muy claramente desde el principio en que esto es televisión y además, televisión de éxito. Aún así, no deja de maravillarme la inteligencia que derrocha el programa. Cada vez que hay una reunión de equipo, cuando las presentadoras discuten sobre los temas a tratar mientras se aplican quitaojeras (esto me encantó) o, simplemente, cada vez que abren la boca. Puedes estar más o menos de acuerdo con las opiniones expresadas, pero hay que reconocer que están bién argumentadas y que hay una reflexión detrás. Personalmente, nunca había visto nada igual en un talk show. Aquí dejamos que Susi Griso se rodee de tristes tertulianos y que Ana Rosa llegue tarde a trabajar porque está chupando la suela de sus carísimos zapatos o echándose photoshop en el ombligo. En el mundo árabe, cogen un formato occidental de corte conservador, pero con tintes liberales en materia de derechos sociales y lo convierten en un éxito de público que origina un cierto grado de debate social. Todo esto solo viene a demostrar que la esencia de un programa no es su formato, ni sus patrocinadores, ni siquiera el tipo de público que lo ve, sino la gente que lo hace. En este hiperglobalizado 2009 habrá que abrir bién los ojos y los oídos, ir mucho más allá de Obamalandia y estar atentos a los cambios que se producen en los medios de comunicación de esas partes del mundo a las que muchas veces miramos por encima del hombro desde occidente. Si somos lo suficientemente humildes, tal vez aprendamos algo.
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Tough talk in a soft voice by Mona Abu Sleiman
Kalam Nawaem has been on-air for four years, an eternity in TV years. Yet, it is still remains one of the top shows across the Arab World. Why? Well, many reasons contribute to this success, but perhaps to me our success lies in our realness.
Not withstanding a great team behind the scenes, the show has weathered its share of obstacles. Yet, we also know that despite a focus on family topics, lack of sensationalism, abrupt changes of presenters who are a perplexing mix -- the eldest is a baby boomer, another wears the hijab, a third is deeply entrenched in motherhood, and lastly, a pregnant -pregnant- presenter, people still choose to switch their TV monitors on Sunday at 9:30 to MBC to watch our show.
Those who tune in, tell us that our success lies in seeing themselves represented on TV. Whether it was me publicly discussing my custody issues, documenting Farah’s giving birth, or Fawzia’s courage at creating a second late blooming career, or even Rania maturing from the "it" girl to the "it" mom, our viewers see themselves as they also go through the very same life altering moments.
But another great secret has been that these four, kind looking, unassuming mommies sitting and chatting on a warm yellow couch have tackled the most difficult issues, from homosexuality to incest, from abuse to murder to deformities and made it watchable and understandable for its Arab audience with all their different perceptions and cultural biases.
I do think that as mothers, we are non-threatening. We convey the calm that the guest needs to open up. Except when it comes to abuser and abusers, then, admittedly we are biased.
Our viewers could see and identify with our outraged sense of justice in these cases. When we ask for laws that make sense; ones that protect little girls from abusive parents, or ones that allow mothers to give their nationality to their children it is because that is the right thing to do. It is not a PR ploy for better ratings; or even an enlightened sense of justice discussed in an abstract theoretical utopian sense. We demand justice because we want a better world for our very real children. And we want it NOW.
Media is a powerful tool of education, but its strength of delivering instantaneous information is also its weakness; it is transient. Therefore, it must, in order to survive, capture the audience's attention. It must connect with the viewer. I believe that one of our secrets has been in our firm belief that if we respect our guest, respects our topic, respect ourselves, and stay clear from sensationalism we will deliver an entertaining but educational episode which people will remember and learn from.
Our viewers over the past four years have grown with us, both in numbers and in maturity. Some of our greatest moments, ones that people come up to us and talk about again and again, are not getting Christina Amanporu from CNN for an exclusive, but reuniting a mother and daughter who had, through freak circumstances, lost touch with each other for 33 years. It is moments like helping Anwar, the little Iraqi boy who burnt his angelic face as he was helping his mom with her gas oven get medical aid or Rami’s optimism despite being struck with AIDS.
It is the impact of moments like these that make us and our viewers proud to be part of Kalam Nawaem.
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WIDE ANGLE | Dishing Democracy | Excerpt | PBS Cargado por pbs_usa
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Dishing Democracy, 2007 Holanda/Estados Unidos, Bregtje van der Haak
While the United States has been striving to promote democracy in the Arab world, a home-grown revolution is already taking place. Every Sunday night in living rooms throughout the Middle East, tens of millions of viewers are tuning in to a fearless all-female talk show whose four hosts discuss controversial subjects, shatter stereotypes and provoke debate. Originally inspired by ABC’s hit The View, Kalam Nawaem (Sweet Talk) is taped in studios over the Middle East and broadcast each week from Dubai. Five years after its premiere, the show is a top-rated program on MBC, one of the first privately owned Arab satellite television channels.
With exclusive access to both the private and the professional lives of Kalam Nawaem’s hosts and producers, Wide Angle: Dishing Democracy provides a nuanced portrait of Arab women harnessing the power of transnational satellite television to boldly and effectively push social reform. Dishing Democracy premieres Tuesday, July 31 at 9 p.m. (ET) on PBS (check local listings).
The show is hosted by four women of different ages, nationalities and points of view who have become household names and role models across the Muslim world. Muna AbuSulayman, the very first Saudi woman to appear on Arab satellite television; Farah Bseiso, a Palestinian actress; Fawzia Salama, an Egyptian newspaper columnist; and Rania Barghout, a liberal Lebanese, meet in the production studio to discuss – and disagree on – a wide range of news, entertainment and social issues with invited guests. WIDE ANGLE’s cameras capture censorship discussions in editorial meetings, tension and camaraderie in the dressing room, and viewer reaction on the Arab street.
All four hosts are working mothers with strong family values, but when it comes to dishing it out, no subject matter is taboo. They were among the first in the Arab media to openly discuss homosexuality, and have been repeatedly outspoken on sensitive issues like polygamy, masturbation, wife battering, and equality between the sexes. The show is not without its enemies, as Rania Barghout explains: "The day before yesterday we had a letter, saying …we’re terrible women. We are corrupting Arab societies. We are the devil!"
Before the advent of satellite dishes, most Arab viewers depended on terrestrial state television, which meant few channels and some form of government oversight of everything that went to air. Dishing Democracy explores how Muslim women are utilizing satellite television to modernize Islam in living rooms throughout the Arab world.
The director, Amsterdam-based Bregtje van der Haak, has made numerous documentaries on social, political and cultural topics around the world, including Saudi Solutions and Femmes Fatales about the lives of working women in Saudi Arabia and Morocco.
For additional information and photography, visit thirteen.org/pressroom/wideangle or pbs.org/pressroom.

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