martes, noviembre 07, 2006

"No se puede pretender que los niños hiperactivos se estén quietos en clase", dice la psicóloga Trinidad Bonet

ENTREVISTA: TRINIDAD BONET Psicóloga J. A. A. - Madrid EL PAÍS - 06-11-2006

Un niño incansable, que dice cosas en alto sin que vengan a cuento en mitad de la clase, que se levanta en cualquier momento al otro extremo del aula para comprobar qué es eso que sobresale en la mochila de un compañero... Éstos son comportamientos habituales en los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Estos niños, entre el 6% y el 9% de la población, incapaces de fijar su atención y controlar sus impulsos se enfrentan, sobre todo, a un posible fracaso escolar. Que un profesor sepa responder a sus necesidades no sólo puede evitar ese fracaso, sino que favorecerá un buen clima de trabajo.

"Pero entre los profesores falta información para hacerlo", asegura la psicóloga Trinidad Bonet, que, junto a sus colegas Yolanda Soriano y Cristina Solano, acaba de publicar en la editorial Thomson Aprendiendo con los niños hiperactivos, un libro que pretende ofrecer esas herramientas a los docentes que trabajan con estos críos de 5 a 11 años.

Pregunta. ¿Qué es lo que nunca puede olvidar el profesor?
Respuesta. Lo primero, que no intente que el niño hiperactivo se esté quieto. Hay que ver qué cosas puede hacer para que se levante sin interrumpir la clase: que sea el encargado de borrar la pizarra o de cerrar la puerta. Para captar su atención hay que hacerle tangible el tiempo, pero no con frases del tipo "date prisa" o "ve despacio", sino con cronómetros, temporizadores. Además, el docente debe ser flexible para organizarles el trabajo y hacerles los exámenes. No se les puede dar las cinco preguntas de un examen juntas, porque no lo hacen. Hay que darle, primero una en una hoja y darle un tiempo para contestarla. Cuando termine, se le da la siguiente en otra hoja.

P. Para eso hacen falta trabajo y muchos recursos de los que aún no disponen los profesores.
R. Es verdad, los docentes no pueden desdoblarse. Ellos no cuentan con los recursos adecuados y, encima, se les exige muchísimo.

P. ¿Qué les haría falta?
R. Lo primero es que los profesores conozcan el trastorno y luego que haya un buen apoyo por parte de la Administración. Los profesores tienen que saber que hay muchas técnicas que hay que ir probando. En la escuela pública cada vez funciona mejor la coordinación entre los servicios de orientación, los psicólogos y los profesores, pero muchas veces los docentes de apoyo [los que refuerzan el trabajo de los chicos] no conocen esas técnicas o el que habitualmente le da clase se queda fuera del proceso específico de trabajo con el niño.

P. ¿Cuáles son las mayores dificultades que encuentran estos chicos?
R. La principal, la frustración. No son conscientes de lo que hacen mal. Es como si no tuvieran un filtro para evitar responder a los estímulos, como si supieran hacer una cosa pero en el momento de hacerla no pueden. El fracaso escolar y otros problemas van a depender mucho del contexto social, de su familia, pero es importante siempre buscar cosas en las que sean buenos precisamente por ser hiperactivos, el factor positivo. Por ejemplo, que haga deporte, ¿no es el que más trepa? ¿Por qué no está entrenando ya?

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