viernes, agosto 26, 2011

Entrevista // Fernando Montaña Lagos Adiós a dios Javier Fdez. Retenaga Diagonal periodico

Entrevista // Fernando Montaña Lagos autor de "Adiós a dios" por Javier Fdez. Retenaga Diagonal periódico
En su disputa con el pensamiento racional, la fe trata de eludir el debate escondiéndose tras el ’misterio’. Fernando Montaña desmonta en su libro mitos y enfrenta a la religión con sus propias contradicciones.


DIAGONAL CANTABRIA: Muchos padres que llevan a sus hijos a centros religiosos de enseñanza dicen que ningún daño puede hacerles la religión, que al menos aprenderán unos mínimos éticos. ¿Qué piensas de esto?
FERNANDO MONTAÑA: Bueno, en Adiós a dios se empieza precisamente por ahí. Hay más de 10.000 religiones en el mundo y cada una se considera la infalible, la revelada, la única que merece la pena seguir; es imposible que encuentren acuerdos entre sí y ello perjudica, desde siempre y ahora más, la conciencia deseable de fraternidad y de universalidad. La religión católica no es democrática, no lo es, sus miembros no tienen opción de intervención ni de participación efectiva, sus miembros femeninos ni siquiera pueden ostentar cargos representativos ni hablar por boca de su dios; darle crédito como se le da, a una institución no democrática, es falsear las reglas de la participación democrática.
Los mínimos éticos nunca los ha proporcionado la religión. Regimos nuestra conducta de acuerdo a nuestras leyes y enseñamos eso a nuestros hijos aunque no seamos religiosos, no robes, no mates. La ética no depende de la religión y ni mucho menos la enseñan los religiosos de un modo eficaz. Es falaz y soberbio, y prueba de su inclemente falta de solidaridad, de su necesidad permanente de enfrentamiento, considerar que sin ellos y su fe infalible no hay ética en el mundo. Creo que ya no se puede engañar a la gente diciéndole que 1.200 millones de chinos ateos carecen de ética y acabarán indefectiblemente en el infierno. Por esfuerzo meramente laico disponemos ahora de unos derechos humanos que ofrecen un verdadero marco ético de referencia mundial.

D.C.: ¿Son compatibles religión y ciencia? O, dicho de otro modo, ¿es compatible la fe con el conocimiento racional?

F.M.: Creo que la educación en religión perjudica la enseñanza racional porque introduce consignas que han de asumirse desde la irracionalidad, son premisas por dogma imposibles de comprender y ello ya produce bastante desconcierto para una mente que basará gran parte de su aprendizaje en la lógica. La escuela, por ejemplo, propone que uno más dos son tres y eso adquiere sentido en la progresión racional de las matemáticas, la religión nos dice que tres es igual a uno y se queda tan campante. Mire, la religión se ha sentido siempre amenazada por la ciencia, desde el siglo IV en que Constantino la proscribe, y la Iglesia la persigue a capa y espada, hasta el siglo XIII en que Roger Bacon, gracias a la cultura islámica, recupera la tradición grecolatina y enuncia un rudimento del método científico. Pero eso no significaría que la ciencia se fuera a librar del acoso y la presión religiosa, siempre ha tenido que defenderse de ella, huir, esconderse, publicar en secreto, la Historia esta repleta de ejemplos. Hoy en día dios sigue inmiscuyéndose en los asuntos científicos, manteniendo una desconfianza injustificada en el progreso. La ciencia ha hecho cosas por nosotros que ni el propio JC pudo imaginar, y nosotros seguimos pagando a la ciencia con una vergonzosa indiferencia y una inconsecuente suspicacia.
Desde el agua corriente que sale de un grifo a los antibióticos, la bicicleta, los aviones o Internet, hay un mundo de ingenio y técnica puesto a nuestro favor, construido por hombres a los que no nos preocupamos de agradecerles su esfuerzo. Los creyentes prefieren decir: “Gracias a dios”. La fe ayuda al hombre a hablar con dios. Considero que ya ha llegado el momento en que el hombre redirija ese esfuerzo y hable con el hombre. Y la ciencia es un lenguaje universal: dos y dos son cuatro aquí y en la Polinesia.

D.C.: Las religiones ofrecen un producto que tiene una clientela numerosa y fiel. ¿Qué se obtiene de ellas y qué precio hay que pagar?
F.M.: Bueno, esta es una cuestión a la que debería responder el fabricante. El precio que hemos pagado durante siglos a la religión está acumulado en su patrimonio inmobiliario y artístico, no diremos ahora nada de su capital económico porque no nos dejan saber mucho. Aún pagamos directa e indirectamente diezmos que sería largo detallar pero que la mayoría adivina.
El producto estrella de la religión sigue siendo el mismo desde que lo inventaron los cultos mistéricos seguramente allá por el siglo V antes de nuestra era: la inmortalidad, la vida después de la vida. Es, con diferencia, el mejor producto inventado jamás: no necesita materia prima, no conlleva ningún tipo de gasto, no exige reparto ni distribución, no hay devoluciones ni quejas, pero evidentemente hay todo tipo de personas dispuestas a dar lo que no tienen por la promesa de una vida después de la vida. Muchos de ellos se aburren terriblemente un domingo por la tarde.
D.C.: ¿Qué papel juega en el cristianismo el mito del “pecado original”?
F.M.: El Pecado Original es un disparate cultural que nació de quien nació… por lo que nació. Imagine que mañana un presentador de televisión nos dijera a todos que estamos inoculados con un virus indestructible, un germen que pasa de padres a hijos, que aparece en cada nacimiento, que nos mantendrá contaminados, impuros por una eternidad. La ironía inmediata en todos los bares sería ¿Cuánto nos va a costar la vacuna? Considero que Agustín de Hipona habría rechazado la inspiración divina que le llevó a concluir en el PO si hubiese tenido noticia de la bioquímica de las hormonas sexuales o hubiera tenido conocimiento del complejo de Edipo.

D.C.: ¿Responde a algún propósito la idea de que la humanidad entera carga con esa culpa?
F.M.: Si estás enfermo necesitas ayuda, medicinas, vacunas… necesitas a la Iglesia para que te sane y te mantenga en forma para que puedas disputar el gran partido del juicio final cuando menos. Pero además esa enfermedad justifica cualquier otra intervención, incluida la militar: “O estás conmigo o estás enfermo contra mí”. Con este argumento la Iglesia ha fomentado, encubierto y justificado contiendas, represiones, guerras abiertas, conflictos armados, invasiones y conquistas. Por otra parte, esa culpabilidad tan perfectamente incrustada ha sido un azote sistemático para la autoestima, una forma económica de mantener secuestrada la indeseable iniciativa y la sospechosa creatividad.

D.C.: La familia de Jesucristo es bien atípica: engendrado por un dios y con un padre putativo que encubre su origen. Por otro lado, en los evangelios no se muestra muy amable con su familia y pide a sus discípulos que abandonen la suya para seguirle. ¿Cómo se explica que los católicos aparezcan como los mayores defensores de “la familia”?
F.M.: Eso mismo me preguntó yo. Dicen que dios es amor, que JC es amor, pero no es fácil encontrar en todos los evangelios enseñanzas claras al respecto. Creo que cualquier canción de José Luis Perales dice mucho más del amor y de las emociones. No nos equivoquemos, el amor es un sentimiento que en su esencia nace y se desarrolla y expresa entre dos. A JC no se le conoció pareja, ni de mujer ni mucho menos de hombre, aunque compartiera cuevas y posadas con doce. Los sacerdotes renuncian a la pareja y osan opinar al respecto. Los creyentes los atienden, allá ellos.

D.C.: ¿Es la trascendencia un patrimonio exclusivamente religioso?
F.M.: En absoluto. En Adiós a dios se dan pruebas suficientes de que la trascendencia es un fenómeno natural inherente al ser humano y accesible a todo quisque, sin mediación de un sacerdote y sin ninguna necesidad de un ser superior que la tramite, conduzca o posibilite. Se trasciende con el asombro y con la imaginación, con el deseo que nos impulsa tras las expectativas más inalcanzables e incluso trascendemos a través de la alucinación de una borrachera. Probablemente no exista una experiencia más trascendente que follar, ni uno se sienta más capaz para ir más lejos de si mismo que cuando ama o cuando está dispuesto a comprender los problemas más profundos de un amigo compungido. Se trasciende con el arte, con una peli, con un buen libro alcanzamos lugares y emociones que quizá no obtendríamos de otro modo en toda nuestra vida. La creatividad es trascendencia, la puerta de la innovación, de ese más allá que no permite seguir evolucionando. Trascendemos incluso por casualidad, sin saber por qué, esa tarde de lluvia en que mirando a través de los cristales de la ventana nos asaltan pensamientos que nunca creímos que pudieran forjarse en nuestro aparentemente limitado magín.

Charla con… Fernando Montaña Lagos, autor de “Adiós a dios” Héctor Juanatey| 6 noviembre, 2010.
“El catolicismo sigue con la tesis de que la Biblia es una enciclopedia fiable y el Papa un superdotado infalible”

Mientras el Papa está en Santiago mostrando su preocupación a sus seguidores por “la rápida disminución de la práctica religiosa en España”, y donde anunció incluso que el nuevo Dicasterio vaticano (para entendernos, un ministerio de la nueva evangelización) ha sido pensado “sobre todo” para este país, yo aprovecho para publicar la charla que mantuve esta semana con el autor de “Adiós a dios”, Fernando Montaña Lagos. En los últimos días, este manual para pensar en libertad, como reza su subtítulo, ocupó muchas portadas al censurarse la publicidad del mismo en los autobuses de Compostela.

Os invito a todos y todas a leer las respuestas de Fernando. Sea cual sea vuestra opinión al respecto, seguro que os hacen reflexionar.

Quisiera empezar preguntándote la misma cuestión con la que presentas tu libro, ¿se puede decir Adiós a dios sin miedo y sin traumas?
Por supuesto, se puede decir adiós a dios. En el libro se dan incluso recomendaciones y pasos para desengancharse, e incluso se aconseja que no se abandone la dichosa fe si el conocimiento y la conciencia individual no sostienen por sí mismos la necesaria felicidad vital.

Es cierto, los últimos datos lo confirman, que la Iglesia está perdiendo cada vez más gente, pero no hay que olvidar que sigue manteniendo a millones de seguidores. ¿Cuál es el secreto de su éxito? ¿Son todavía los miedos y temores los que llevan a creer?
Fundamentalmente. El contrato “tú crees (me pagas y me sostienes) y yo te reservo un buen sitio para después de la vida” es esencial en este negocio. Por otra parte, su sostenido ejercicio del poder y su enorme cuota de poder y poderío le otorgan una ventaja indiscutible. De todos modos, su retroceso es tan evidente en países libres y culturizados como indiscutible su avance en los países sometidos y desculturizados.

A pesar de que, como comentas, hoy en día la Iglesia ya no ejerce la enorme presión que antaño, sí continúa siendo uno de los mayores lobbys, si no El Lobby. Lo demuestra, por ejemplo, la censura de la publicidad de tu libro en los autobuses de Santiago de Compostela.
En nuestro país no se ha hecho un mínimo de reflexión sobre la cultura católica heredada, se acepta como parte de una tradición incuestionable. En parte se debe al fino trabajo de nuestra Inquisición, a la ausencia de una revolución social consciente, a una vaga Ilustración con retraso y amputaciones y a un brutal retroceso cultural con prólogo de guerra civil, que nos mantiene aún sin atrevernos a usar la razón sin complejos o miedo a las represalias. Esas anteojeras sirven a un Lobby envejecido y carente de iniciativas que se vale de ese miedo heredado para autoperpetuar un poder en el que cada cual se autocensura y niega cualquier opción de autocrítica y evolución.

¿Cuál es el camino hacia un pensamiento libre?
Para emprender ese camino se han de superar los miedos clásicos (a la bruja, al demonio, a dios, a la muerte y al menos-más-allá) y, a continuación, el propio miedo a la libertad y a la falta de confianza en las potencialidades de uno mismo. Ese caminar debería serlo en compañía, que aporte contraste y perspectiva, con alegría, y ejerciendo las potencialidades inherentes a la libertad, que incluyen comprender que hay quien puede ser muy feliz creyendo en dios.

Hablas de la religión católica en la mayoría del libro y afirmas, entre otras cosas, que esta perjudica gravemente la educación de la infancia. ¿Quitarías de la enseñanza cualquier aspecto de las religiones en general? Suponemos que para pensar libremente es necesario conocer, ¿cuál es entonces el método idóneo de educación a este respecto?
Ciencia hay una aceptada en todo el planeta; cada religión dice ser la verdadera y reniega de todas las demás; esta es la razón básica por la que la religión debe mantenerse en la esfera individual. Como forma de adoctrinamiento la educación no debe aceptar ninguna religión en el curriculum. Como unidades didácticas para comprender la historia de las Ideas, el estudio de las religiones podría resultar instructivo siempre y cuando hubiera una historia crítica completa y no sesgada de las cerca de 3000 ideas religiosas que se profesan en el mundo. A día de hoy este trabajo no está hecho ni siquiera a nivel universitario y desde luego no hay un profesorado formado adecuadamente.

“El temor de Dios es la Sabiduría”, “Confía en el señor de todo corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia”, “Porque el temor del Señor es sabiduría e instrucción: a él le agradan la fidelidad y la mansedumbre”. Son pasajes de la Biblia recogidos en Adiós a dios. ¿Por qué ese terror y esa insistencia en huir de la inteligencia?
Es parte de la estrategia clásica de los que quieren ostentar el poder sin oposición. La ignorancia de las ovejas es más manejable que la sabiduría de la lechuza. El islam sigue dificultando el acceso a los estudios para las mujeres y no fomenta los estudios superiores para los jóvenes. El hunduismo sigue poniendo trabas para que los parias se gradúen como médicos doctores. El catolicismo sigue manejando la tesis de que la Biblia es una enciclopedia muy fiable y su Papa un superdotado infalible que puede opinar sobre todo e incluso tratar de imponer su criterio sin haber publicado en ninguna revista científica.

A pesar de todas las noticias negativas que últimamente rodean a la Iglesia, el Papa viene a Compostela y a Barcelona como una auténtica “rock-star”. Además, el año que viene reunirá a millones de personas en Madrid. Se puede decir que España, de país aconfesional y laico, poco.
Poco, lo cual no quiere decir que no sea un país con una masa crítica de personas formadas con una opinión sobre la religión más laicista de lo que parece. No hay más que acudir a las iglesias para ver que la creencia en sí está casi extinta aunque permanezca el folclore religioso asociado a la charanga, el baile, el codumio y el buen beber, es decir, los ritos sociales heredados desde que somos homo social y/o pagano. Se echa en falta un debate más abierto y maduro sobre la veracidad de las ideas religiosas como el que ya tuvo la cultura anglosajona a finales del XIX y que separó la religión de las esferas de la educación y el poder.

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