jueves, febrero 10, 2011

"Con toda sinceridad, señor Küng, ¿en qué cree usted personalmente?". Juan José Tamayo. Lo que yo creo. Hans Küng

LIBROS / Ensayo y Narrativa Las buenas razones JUAN JOSÉ TAMAYO 05/02/2011
Ensayo. "Con toda sinceridad, señor Küng, ¿en qué cree usted personalmente?". Lo que yo creo. Hans Küng. Traducción de J. M. Lozano-Gotor. Trotta. Madrid, 2011. 254 páginas. 20 euros
Lo que yo creo intenta responder a esta pregunta que han planteado al teólogo suizo en múltiples ocasiones. Y lo hace no con la respuesta convencional de la "religión oficial", sino desde la religión personal del corazón y con la complejidad del creyente crítico que busca comprender. No se oculta t
ras el anonimato, sino que ofrece experiencias y testimonios autobiográficos, y transmite las convicciones y actitudes fundamentales de su vida, siempre en actitud de búsqueda. El sello personal es inconfundible. Küng reconoce la profunda distancia que existe, en la gran mayoría de cristianos -y en él también-, entre "lo que yo creo" y "lo que la Iglesia manda creer", y la pone de manifiesto en cada página. Entiende por "creer" aquello que mueve la razón, el corazón y las manos de una persona, lo que engloba el pensamiento, la voluntad, el entendimiento y la acción, lo que sueña la imaginación, alienta la voluntad, viven las emociones y despiertan las pasiones, sin que la razón ofusque la pasión ni viceversa. Y ello frente a la fe ciega, que ha llevado a tanta gente al fanatismo y a la perdición, y frente a la tendencia de la Iglesia actual a la ingenua aceptación de "milagros", el fomento de dudosas peregrinaciones y los discutibles criterios de las canonizaciones. Se trata de una fe "que no dispone de pruebas contundentes, pero sí de buenas razones", que "no duda de Dios, pero sí de las pruebas de su existencia".

La idea cen
tral del libro es la confianza firme y radical en la vida, pero no una confianza crédula caracterizada por un optimismo de saldo, sino una confianza desde la duda existencial, siempre puesta a prueba, que no tiene miedo a las aguas profundas. Es la confianza como fundamento de la fe religiosa, pero también de la ciencia, la economía y política, del ateísmo y del agnosticismo, y que constituye la base del diálogo entre religiones y de una ética mundial, proyectos ambos que el autor ha desarrollado con el apoyo de importantes personalidades de todos los campos del saber y del quehacer humano. Una ética afirmadora de la vida, en la que las prohibiciones morales se complementan con imperativos positivos y donde convergen los diferentes humanismos y las grandes religiones, como queda constancia en la Declaración del II Parlamento de las Religiones del Mundo (1993), redactada por el mismo Küng.
Se pregunta por el sentido de la vida para él y para los demás, por el "pequeño" y el "gran sentido", con la esperanza de un sentido último que incluya un sentido en la muerte. Una pregunta que no se resigna ante la miseria, la injusticia y el sinsentido de este mundo, sino que busca un sentido sobre la tierra tomándose muy en serio la exhortación de Nietzsche: "¡Hermanos míos, permaneced fieles a la tierra!". Una pregunta en busca de las huellas de experiencias fundamentales de la existencia humana y de la trascendencia en la historia, que no puede esquivar el sufrimiento humano -oscuro tema fundamental de la vida y, al decir de Büchner, "la roca del ateísmo"-, al que las religiones y la teodicea han intentado dar respuesta desde antiguo. La pregunta por el sentido último de la vida lleva derechamente a Küng a interrogarse por el futuro de la fe en Dios y a examinar críticamente la teoría sobre Dios como proyección de un anhelo del ser humano y la afirmación del fin próximo de la religión.
Lo que yo creo integra secularidad y religiosidad ilustrada, espiritualidad y racionalidad, se distancia por igual del secularismo fanático y de los fundamentalismos religiosos, critica severamente los abusos de la religión, pero deja constancia de su fortaleza y da razones a favor de ella. Lejos del enfrentamiento entre creyentes y no creyentes, defiende la alianza entre las personas ilustradas, religiosas o no, contra la discriminación de las mujeres, los fundamentalismos, la superstición y el oscurantismo. Y lo hace desde una teología crítico-social en diálogo fluido, relación simétrica y colaboración necesaria con la filosofía, la ciencia, la economía, la política y las religiones. Ahí radica buena parte de su originalidad.

Hans Küng: "Las estrategias económicas deben ser vinculadas al juicio ético"
Madrid. (EFE).- El teólogo Hans Küng considera que las estrategias económicas y el juicio ético deben ser vinculados entre sí para evitar, como ha ocurrido con el modelo neocapitalista actual al que responsabiliza de la actual crisis económica, sus antisociales consecuencias.
En su nuevo libro, 'Lo que yo creo', Küng reitera su convicción de que la nueva arquitectura de las finanzas debe estar respaldada por un ordenamiento marco de carácter ético, porque -afirma- la codicia y la altanería humanas "sólo pueden ser refrenadas con unas cuantas normas éticas básicas" como las que se han ido configurando desde la hominización del ser humano".
Publicado por Trotta, 'Lo que yo creo' -que llega estos días a las librerías españolas- quiere ser una síntesis, en clave espiritual, de toda su trayectoria "como pensador y del camino personal" que ha recorrido en su vida, afirma el autor en un blog puesto en marcha por la editorial y que inaugura el propio Küng con una referencia sobre su nuevo libro.
Esta síntesis, añade el teólogo, se despliega a lo largo del libro en tres líneas de fuerza que articulan su contenido: primera la del "decurso biológico que va del nacimiento a la muerte, desde los primeros pasos en la vida hasta la visión del final y la conciencia de la cierta -aunque incierta en cuanto a su hora- muerte del individuo".
Segunda, "la línea del decurso biográfico, la narración de los hechos y las vivencias de la propia vida, que he relatado pormenorizadamente en los dos volúmenes de mis memorias publicados hasta ahora, y que son la materia a partir de la cual se hacen las 'meditaciones' que contiene este libro".
Y, en tercer lugar, "el curso filosófico y teológico de las ideas, el estudio y la reflexión, a veces sobre materias muy especializadas, que han conformado mi trayectoria intelectual y que han determinado también mi compromiso en la práctica, al permitirme intervenir de forma razonada en discusiones sobre asuntos de interés general sin perder nunca de vista los grandes contextos", señala.
Küng fundamenta en esta visión de conjunto y al mismo tiempo personal, según sus propias palabras, "una triple esperanza: en la unidad de las Iglesias, en la paz entre las religiones y en la comunidad de naciones".
Al hablar de la unidad de las iglesias, el teólogo dice, tras reconocerse como un miembro fiel de la Iglesia: "creo en Dios y su Cristo, pero no creo 'en' la Iglesia. Rechazo toda equiparación de la Iglesia con Dios, todo infatuado triunfalismo y todo egoísta confesionalismo, permanezco abierto a la entera comunidad cristiana de fe, a todas las iglesias".
Recuerda su compromiso, a lo largo de su vida, con la renovación de la Iglesia y la teología católicas, así como en el entendimiento entre las Iglesias cristianas y reconoce, al respecto, que ha sido testigo "de algunos éxitos", sobre todo bajo Juan XXIII y durante el Concilio Vaticano II.
Pero, añade, "también he tenido que encajar reveses, en especial bajo los papas postconciliares: ellos y su aparato curial de poder traicionaron el concilio reformista y pusieron de nuevo en pie, a fin de bloquear cualquier reforma, el sistema romano, antirreformado y antimoderno propio de la Edad Media, con un colegio episcopal por entero domesticado".
Mi esperanza, afirma, "no se dirige a una homogénea Iglesia unitaria; los perfiles confesionales, regionales, incluso nacionales, de las diversas iglesias cristianas no deben fundirse en uno sólo".
"Mi esperanza apunta a una unidad ecuménica entre las Iglesias cristianas en una heterogeneidad reconciliada... Es una visión realista, cuya realización en la base de las Iglesias comenzó hace ya tiempo".
Y sitúa esa visión de esperanza "no en un mundo eclesial paradisiaco", sino de Iglesias "que vuelvan a guiarse en mayor medida por el Evangelio y estén abiertas a las necesidades de sus contemporáneos".

No hay comentarios:

.

Archivo del blog

.