miércoles, diciembre 29, 2010

El clima se destruye, y los líderes pierden el tiempo JUANTXO LÓPEZ DE URALDE

El clima se destruye, y los líderes pierden el tiempo
JUANTXO LÓPEZ DE URALDE ELPAIS.com - Internacional - 04-12-2010

Los cables publicados hoy sobre la Cumbre de Copenhague ponen de manifiesto el enorme riesgo de descarrilamiento del proceso multilateral para hacer frente al cambio climático. Las diferencias entre los países más relevantes muestran una alarmante falta de voluntad política de sus Gobiernos para cerrar acuerdos que permitan avanzar en el proceso. En este contexto la declaración del entonces presidente del Consejo Europeo, Van Rompuy (cable), en el sentido de que "Copenhague fue un desastre" confirma el amplio nivel de frustración que causó aquella reunión.

El 4 de enero, cuando se celebra en Bruselas la reunión descrita en el cable entre Van Rompuy y el embajador de Estados Unidos, yo estaba todavía encerrado en una cárcel de Copenhague por protestar contra el fracaso de la Cumbre. Ahora veo aún con más claridad que dimos en el clavo con nuestra protesta y probablemente por eso estuvimos tantos días encerrados. Pero más allá de las descalificaciones al proceso multilateral de quienes probablemente nunca creyeron en él, ni hicieron lo que estaba en su mano para evitar el fracaso, lo más relevante que leemos hoy en los documentos de Wikileaks tiene que ver con los juegos de poder entre bloques que se desarrollaron en aquellos días. En primer lugar, el hundimiento de Europa como potencia relevante. Europa jugó un papel clave de liderazgo en la negociación del Protocolo de Kioto. Pero la Europa de hoy no es la de hace una década. Europa ha perdido la iniciativa. Su división interna ha sido bien visible en todo el proceso. A pesar de tener casi acordada la reducción de gases en un 30% para el año 2020 desde antes de la Cumbre de Copenhague, todavía hoy ha sido incapaz de adoptar esa decisión. Como los cables exponen, Italia y los países del este rompen el acuerdo y se oponen a cualquier avance ambiental para defender el carbón. Europa deja de ser un referente en el momento en que supedita su compromiso de reducción en la emisión de gases a lo que haga Estados Unidos. Al final ni siquiera participa en la reunión decisiva, lo que causa el lamento de sus líderes. Pero el problema hay que buscarlo en la propia Europa, en su falta de iniciativa y de liderazgo. La principal novedad es la conformación del bloque BASIC (Brasil, China, Sudáfrica e India) como un poder independiente que empieza a dar pasos más allá de lo que digan Europa y Estados Unidos. Según sabemos hoy, para los dirigentes europeos sólo el enemigo común -occidente- une a esos países. Pero lo cierto es que su papel cobra vida en Copenhague hasta el punto de desbancar a Europa. Estados Unidos, al aparecer como "narrador" de los hechos sale prácticamente indemne de los papeles. Pero no se puede obviar que fue el artífice principal del fracaso en la Cumbre. Todo el mundo esperaba que Obama anunciase el 12 de diciembre al recibir el Premio Nobel nuevas medidas en los Estados Unidos para reducir las emisiones de gases. Al no producirse ese anuncio, comienza el desmoronamiento de la Cumbre de Copenhague. Estados Unidos, por tanto, no puede escudarse en la incompetencia ajena para excusar su enorme responsabildad en todo aquel fiasco. Casi como anécdota queda el papel de Arabia Saudí, que por defender su petróleo lleva años tratando de evitar cualquier avance contra el cambio climático. Los papeles filtrados muestran que hay poca voluntad en los líderes mundiales para llevar adelante un acuerdo multilateral efectivo contra el cambio climático. Malos augurios justo cuando se está celebrando en Cancún (México) la COP16. Nuevamente me viene a la cabeza aquella pancarta que sacamos en Copenhague de "los políticos hablan, los líderes actúan ". Los cables que hemos conocido hoy muestran cuanta verdad hay detrás de aquellas palabras. Por último decir que no hay otra salida al cambio climático que un acuerdo multilateral. Tal vez se quieran poner las bases para el derrumbe de ese proceso que ahora se encuentra en barbecho por la falta de voluntad política. Si finalmente descarrila será una alegría para los adalides del Tea Party y del negacionismo climático, pero una tragedia para el planeta, y para todos nosotros. No debemos permitir que ocurra.

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