lunes, enero 18, 2010

Falso himen para buenas musulmanas

Falso himen para buenas musulmanas
Los islamistas quieren prohibir en Egipto la venta de un artilugio chino que permite a las mujeres hacer creer que son vírgenes
I. C. - Madrid ELPAIS.com - Internacional - 17-10-2009

En el mundo musulmán los hombres siguen exigiendo a las mujeres con las que contraen matrimonio que sean vírgenes. Aquellas que no han respetado la tradición pueden, si disponen de unos ahorros, engañar a su esposo la noche de bodas haciéndose coser el himen para fingir ser vírgenes.

La himenoplastia, como se llama a la operación de reconstrucción de esa membrana, cuesta entre 300 y 500 euros en discretas consultas ginecológicas de Oriente Próxim
o y unos 2.000 en Europa. Pero una empresa china, Gigimo , amenaza el lucrativo mercado de esa cirugía plástica. "No tenga miedo de perder su virginidad", proclama en su web en la que anuncia el "himen de la virginidad artificial". Gracias a él "podrá vivir de nuevo su noche de bodas cuando quiera". Sólo cuesta 29,9 dólares (20 euros). Este invento japonés comercializado por Gigimo se introduce en la vagina veinte minutos antes de la relación sexual para darle tiempo a dilatarse. "Cuando su amante la penetre un líquido similar a la sangre se derrama, pero sin exagerar, justo la cantidad necesaria" para simular la ruptura del himen, se explica en la web. "Añada algunos gemidos y gruñidos y usted no será descubierta", concluye.
Sin efectos secundarios
El marido podrá así exhibir la sábana blanca con las manchas rojas que demuestran la virginidad de su esposa.
Gigimo precisa que la membrana artificial y el líquido "no son tóxicas (...) ni tienen efectos secundarios". En las sociedades musulmanes conservadoras sí los ha tenido. Los Hermanos Musulmanes, un movimiento islamista que copa la cuarta parte de los escaños del Parlamento, y buen un puñado de teólogos e imanes se han movilizado en Egipto para que se prohíba el "kit". Por ahora no lo han conseguido. El primero en disparar en El Cairo fue, según la cadena televisiva Al Arabiya , Abdel-Moati Bayoumi, del Centro de Investigación Islámica. Emitió una fátua (edito islámico) que condena a los importadores porque "expanden el vicio y animan a las chicas a mantener relaciones ilícitas al saber que pueden "recuperar" su virginidad". Más contundente aún el iman Yussef al Badri exige que aquellos que "vendan el himen artificial sean azotados, encarcelados o expulsados del país para que nadie se atreva a seguir su ejemplo". Rafia Zakaria , una filósofa paquistaní que dirige desde EE UU de la Fundación Musulmana de Defensa Jurídica de las Mujeres, lamenta que "se perpetúe el mito de que las mujeres que no son vírgenes son hasta cierto punto sucias, impuras y no válidas para el matrimonio". Además, "la colaboración de los hombres en hacer perder la virginidad a las mujeres es totalmente ignorada", recalca en una tribuna de opinión en el diario Daily Times de Pakistán . A ellos no se les exige esa misma abstinencia sexual. Zarakia aboga por recordar la historia del islam que, según ella, desmiente el mito de la virginidad: "Hay que destacar que el primer matrimonio del Profeta Mahoma fue con una viuda".

Los nuevos vecinos creen en el Islam. La Junta Islámica reclama el reconocimiento de los derechos cívicos de la población musulmana. En España hay un millón de musulmanes. JOSÉ COLÓN PANCHO TRISTÁN - Córdoba - 29/01/2008 00:00
La ecuación es sencilla. Hay un millón de musulmanes en España. Más de 200.000 son musulmanes de segunda generación. Hay una treintena de profesores de religión musulmana en España. Toca a un profesor por cada 6.700 alumnos. Ahí es nada.
Para el presidente de la Junta Islámica, Mansur Escudero, esta situación es una más de las pruebas de que aunque “teóricamente estamos es un estado aconfesional, eso no se cumple en la práctica”. Me lo dice en la oficina de la Junta Islámica en Almódovar del Río, Córdoba. Mansur Escudero es un tipo agradable, locuaz y preocupado por la situación de los musulmanes en España. Igual que Isabel Romero, que está ahí, sentada a su lado. Isabel es la directora del Instituto Halal, la entidad que certifica que los productos y alimentos dirigidos a la población musulmana cumplen con lo establecido en la ley islámica.
Tanto Mansur como Isabel nacieron en la España católica y en su día se convirtieron al Islam. Una de cálculos: dicen que “se habla de unos 50.000 conversos en España”. Les pregunto por qué se convirtieron. Y dicen que el proceso siempre es parecido, que la conversión fue el resultado final de una larga búsqueda para “responder a las preguntas que todos nos hacemos”.

Desigualdad de derechos
Marginación, entonces. Mansur Escudero e Isabel Romero desgranan la madeja de los ejemplos y tienen para hablar media mañana. El resumen es que los hijos de los católicos tienen unos derechos que se les restringen a los hijos de los musulmanes. Y entonces llega una reflexión: “Coincide que esto está sucediendo con un colectivo que es inmigrante -afirma Isabel-, y ahí se produce el riesgo de marginación, porque se le abre puerta a quienes quieren provocar la radicalización. Están sembrando intolerancia”.
La Junta Islámica, al que ambos están vinculados, es una de las organizaciones que velan por los derechos de los musulmanes en España. Nació en 1989 y promovió una iniciativa que concluyó con la aprobación por unanimidad en el Congreso, en 1992, de los Acuerdos de Cooperación con los representantes de las religiones declaradas de notorio arraigo. “Los acuerdos no se están cumpliendo”, insiste Mansur Escudero.
La Junta Islámica es también la organización que solicitó que la mezquita de Córdoba pudiese ser utilizada también por los musulmanes. “Era una propuesta que, en último término, tenía un mayor peso -explica Isabel-. Pretendíamos que fuese un centro ecuménico. Dada la situación de las religiones en el mundo, pensábamos en la mezquita como ejemplo de espacio de convivencia”.
Con aquello rugió media España. La convivencia entre religiones es un asunto complejo. La creación de las condiciones sociales para la aceptación de lo diferente, también. “El Gobierno sabe que, por cualquier pasito que da, tiene a los obispos encima”, dice Isabel. Y por ahora, aseguran, no van a hacer más gestos relacionados con una reivindicación que mantienen: la de poder rezar en la Mezquita de Córdoba.

¿Violentos?
El 57% de la población originariamente española cree que los musulmanes son violentos. La Junta Islámica dictó una fatwa contra Osama Bin Laden que dio la vuelta a medio mundo. Y el presidente de esa misma agrupación que dictó la fatwa contra Bin Laden -que ya hay que echarle valor, por cierto- asegura que ha recibido y denunciado amenazas de muerte del otro lado, de los que creen que Islam es igual a terrorismo, de la “extrema derecha”. “Hay un gran desconocimiento”, insiste. El Islam es la segunda religión con más fieles del mundo.
La Junta Islámica no es la única orgzanización que defiende los derechos de los musulmanes en España. Sí que es una de las más importantes por su arraigo y su veteranía. Y una de las reconocidas como más progresistas. Y tiene para el próximo presidente del Gobierno una petición: “Que se cumpla la ley de libertad religiosa, para que no se discrimine a nadie por su religión”.

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