viernes, octubre 16, 2009

Sanna, quemada por su esposo

Sanna, quemada por su esposo. por Joan Marcet el 15 Oct 2009

Hay mucho sufrimiento acumulado en el rostro de Sanna. Las cicatrices de las quemaduras empiezan en el lado izquierdo de su boca y le provocan un rictus doliente. Luego las heridas descienden por todo el cuerpo y por el brazo lacerado. Los ojos
le quedaron en apariencia intactos aunque, en realidad, su mirada conserva ahora tanta pena que se podría decir que salieron perdiendo como lo que más.

Y ahora , con permiso, me pongo a describir los hechos más friamente. No me gusta hacer pretendida literatura a costa del dolor ajeno. Si me permito compartir de entrada estas sensaciones es porqué sé que la única foto que me ha dado tiempo de tomarle a Sanaa, con la cámara del móvil además, no refleja con fuerza suficiente la fragilidad de esta mujer menuda y vulnerable. Sanna Anmoun, marroquí bereber, aún en la veintena , aunque aparenta algo más, supongo que por el tipo de vida que le ha caído en suerte llevar, acaba de llegar a la capital desde Agadir, al sur de Marruecos. Se ha unido al grupo de mujeres maltratadas que salen a la calle para decir con gritos y pancartas “Basta, ni una más”. Frente al ministerio de Justicia en Rabat nos cuenta como un día, hace ya seis años, se atrevió a desobedecer una indicación de su marido para sentarse en la mesa. Fué un minúsculo acto de autonomía personal. Pero desató la ira del cónyuge, “un islamista integrista”, me dice una compañera de la víctima. El testimonio de Sanna , en darisha, el dialecto árabe marroquí, es sobrecogedor. Mehdi, el nuevo administrativo y productor de la corresponsalía, nos lo transcribe lo más literal posible:

“No escuchas mis órdenes", me dijo. Y me empezó a golpear fuerte. Primero con la mano y luego con un cable eléctrico. Me dejó encerrada, bajo llave, en nuestro dormitorio. Eso fue a la hora del desayuno. Cuando volvió por la tarde traía una botella con líquido inflamable y me lo vació encima, en la cara y en el cuerpo. Al poco, le prendió fuego. Empecé a gritar para pedir socorro y a llorar. Tenía el cuerpo en llamas. Él se asustó y fué a buscar un cubo de agua para sofocar las llamas. Luego llegaron sus padres y me llevaron al hospital. “

Los médicos certificaron la gravedad de las heridas. Y agárrense que viene otra buena: Sanna pidió el divorcio y el juez se lo denegó “por falta de un motivo razonado”. Ahora vuelve estar embarazada.


Las fotos que exhiben en las pancartas las mujeres manifestantes son tanto una colección de horrores como un dramático recordatorio de que el de Sanna no es, ni mucho menos, un caso excepcional.

Fouzia Assouli, presidenta de la LDDF (La ligue Démocratique pour les Droits des Femmes), explica que no hay en Marruecos una ley específica para combatir la violencia de género. Se sabe que hay un proyecto legal en gestación, encargado al Ministerio de Desarrollo Social. Pero hace ya dos años de eso y no parece que nadie lo identifique como una prioridad. Fouzia afirma que “hay voluntad política , pero no vemos respuestas concretas. Y cada día hay más agresiones contra mujeres. Aquí hay muchas mujeres golpeadas, mujeres torturadas, mujeres asesinadas. Hace poco una estudiante de doctorado fué asesinada en la misma aula de Facultad por otro universitario. Y no hay respuestas".
Tampoco cifras fiables del número de agresiones. La demanda inmediata es que , en ausencia de una ley integral, los jueces , al menos, apliquen las distintas leyes que protegen a la mujer en el Código de Familia. El nuevo código, la “mudawana”, recoge ciertamente principios de igualdad y derechos de la mujer. El problema es que , casi seis años después de su promulgación, se continúa aplicando de forma desesperadamente arbitraria y lenta en una sociedad tradicional, conservadora y machista.
Mientras las mujeres se concentraban frente al Ministerio de Justicia, dentro comenzaba la primera sesión de un seminario sobre violencia de género de dos días de duración. Sobre la mesa, las políticas públicas, las coordinación entre las instituciones especializadas y el papel de la cooperación internacional en la lucha contra la violencia sexista. Juan Carlos Campo, el Secretario de Justicia español recordaba, junto a la gente de la AECID, la agencia de cooperación española, que los programas para cambiar esa realidad vergonzante son a largo plazo. Una “visión integral” en todos los planos, sanitario, asistencia, formativo y legislativo.
O sea, como conclusion primera: Hay voluntad política. Y segunda: Las urgencies se diagnostican de forma muy distinta desde el lado de las víctimas y desde el lado de las instituciones.

Nota final:
Fouzia Assouli, la president de la LDDF, me pide si podemos hacer un llamamiento para proporcionar a Sanna una intervención de cirugía reconstructiva. Queda hecho. Ojalá alguien con medios o contactos vea en España este post y haya alguna respuesta. Puede ser a través del blog.
Y dejo datos de Fouzia, en la Liga Democrática para los derechos de las Mujeres :
lddfmaroc@menara.ma
assoulifouzia@yahoo.fr
Site Web: www.lddf.ma
tel 00212.522.297869.
fax: 00212.522203746.

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