martes, agosto 11, 2009

Vientres de alquiler: ser madre tiene un precio. A. Castillo

Vientres de alquiler: ser madre tiene un precio. A. Castillo. Mujer de hoy.
Una pareja que quiere hijos, una mujer que ofrece su cuerpo a cambio de dinero. Es la base de un negocio legal en pocos países, que plantea numerosas dudas éticas... pero multimillonario.

India y Ucrania se ha convertido en los paraísos para las parejas que desean tener descendencia pero no pueden. Lo mejor, su accesibilidad. Las partes implicadas llegan a un acuerdo vía internet, porque es en la red donde se desenvuelve la agencia que se encarga de dar todos los pasos: encontrar a la candidata ideal, hacer los exámenes médicos, vigilar el embarazo y conseguir un certificado con el nombre de los padres en el parto... Todo a cambio dinero.
Los requisitos para recurrir a un “vientre de alquiler” se repiten en la mayoría de países donde esta práctica es legal. En Rusia, un decreto de 2003 dejó claro que debe primar el consentimiento voluntario de la protagonista y mediar un contrato donde queden detallados todos los términos: las condiciones del embarazo, las técnicas aplicadas y las obligaciones de ambas partes. Reino Unido, Canadá, México, Corea, Tailandia, Israel, Hungría, Grecia y Holanda también contemplan esta forma de maternidad. Una práctica prohibida en la mayoría de los países, incluida España, pero que está creando un floreciente negocio en otros.
Lo más normal
En India, tener hijos para otras personas es una práctica habitual, aunque esos padres vengan de EE.UU. El hospital Kaival de Anand, en el estado de Gujarat, tien
e una lista de 25 mujeres dispuestas a pasar por el trago de parir a un hijo ajeno. La doctora Nayna Patel, directora del centro, afirma que la “maternidad subrogada” satisface los deseos de dos familias: una se llevará a casa el hijo largamente esperado; la otra, el dinero que no ganará ni en 15 años de trabajo (de 2.000 a 4.000 €). Aunque ésa es sólo una parte del precio final que tendrán que pagar los verdaderos padres: unos 8.000 €. Cada vez son más las parejas y las mujeres pobres dispuestas a firmar este trato. Por eso ha surgido el “turismo reproductivo” y hay catálogos de “vientres” y do- 7 Mundo nantes de óvulos en internet. Pero muchas gestantes ignoran que pisan arenas movedizas. Hay fetos con malformaciones que son rechazados, gemelos que no son bien recibidos o parejas que se separan en pleno proceso y no quieren saber nada de su hijo por encargo. Y falta regulación. No obstante, el Gobierno indio estudia una propuesta del Consejo para la Investigación Médica que pondría orden en este galimatías médico, jurídico, ético y psicológico, que mueve unos 300.000 millones de euros cada año, según las estimaciones.
EE.UU. es otra de las mecas de esta industria. Fuera, eso sí, de los estados en los que la “maternidad subrogada” está prohibida. La diferencia es que aquí los precios son exorbitantes, hecho por el que muchos de sus “clientes” huyen a sitios más baratos. Contratar un “vientre de alquiler” nor
teamericano sale por 50.000 €, de los cuales 17.000 son para la madre portadora, 7.000 para la donante del óvulo y el resto se reparte entre la agencia que controla el proceso y los gastos jurídicos y hospitalarios.
Prohibido en España
Las parejas que quieran tener un hijo, no puedan y hayan pensado en recurrir a un “vientre de alquiler” en nuestro país tienen que saber que esta práctica está totalmente prohibida. El asunto quedó fuera de la Ley de Reproducción Asistida cuando ésta fue revisada en el año 2005, aunque el debate continúa abierto. Según la legislación española, la madre siempre es la que da a luz. Pero la realidad está ahí. Hay mujeres estériles que viajan en busca de un útero para engendrar a sus hijos. Y hay mujeres fértiles que lo ofrecen. Incluso en nuestro país. En algunos foros de internet las candidatas ofrecen sus servicios para tener un hijo ajeno a cambio de unos 25.000 €. Una opción mucho más económica que viajar al extranjero para conseguir lo mismo: la ansiada experiencia de ser padres.

FRANCIA DICE "SÍ,PERO..."
El pasado junio, nuestro vecino dijo sí a la legalización de los “vientres de alquiler”, pero con condiciones. Para cumplir la ley deben concurrir estos requisitos:
• La pareja tiene que ser heterosexual, haber contraído matrimonio o acreditar un mínimo de dos años de convivencia así como la imposibilidad biológica del embarazo.

• Que al menos uno de los futuros padres sea progenitor genético.
• La madre portadora deberá tener por lo menos un hijo, no podrá albergar al bebé de su hija ni recibir remuneración, a no ser los costes que no cubre la sanidad.
• La pareja y la madre subrogada deberán contar con el visto bueno de la Agencia de Biomedicina antes de implantar el embrión.
• Después del parto, la madre gestante tiene tres días para quedarse con el niño, mientras que la pareja no puede renunciar a él.
UNA LARGA LISTA DE FAMOSOS
• El cantante puertorriqueño Ricky Martin ha sido la última de una larga lista de “celebrities” que ha recurrido a este método para tener hijos. No se sabe la identidad de la madre ni el lugar de nacimiento.
• Ya Michael Jackson utilizó esta técnica en 2002 para tener a su tercer hijo, de nombre Prince Michael II.
• Tres años más tarde, la actriz Sharon Stone contrataba a una “madre de alquiler” para tener a su segundo hijo.
• Dennis Quaid y su mujer, Kimberly Buffington, también pudieron hacer realidad su sueño de ser padres (de mellizos) el año pasado gracias a esta práctica.
• Pero quien más ha dado que hablar en nuestro país por este motivo ha sido Carmen Cervera. En 2006 la baronesa se trajo de California dos niñas, “adoptadas” antes de su nacimiento y gracias a su pasaporte estadounidense. Habían nacido en un vientre ajeno.

Se alquila vientre en India Decenas de extranjeros con problemas de fertilidad recurren a mujeres del país asiático - Las autoridades se plantean regular esta "industria en auge" ANA GABRIELA ROJAS - Anand / Mumbay - 03/08/2008
"Fuimos a India a un programa de madres de alquiler. Tenemos un precioso bebé nacido en Mumbay", cuenta por correo electrónico una pareja de españoles que no quiere dar más información. Como ellos, personas con problemas de fertilidad de todo el mundo, principalmente de países ricos, pagaron a una mujer en India para que el hijo que tanto deseaban tener se desarrollara en su útero. Una tendencia cada vez más común: se insemina un embrión de los padres o de donantes en una madre de alquiler india.
"Busco un vientre de alquiler porque perdí la matriz por un mioma", explica Carmen, una valenciana que ha estado en tres clínicas distintas de reproducción en dos ciudades indias. Sabe que en otros lugares como Rusia y Ucrania también se puede hacer, pero no le dan confianza. Escogió India porque le pareció que hay buenos profesionales y es lo más barato. Aún así, ha tenido que pedir un préstamo al banco para pagar los 10.000 euros que le costará todo (cada tratamiento cuesta 4.500) y el viaje. En India un proceso como el que siguió esta española puede costar unos 8.000 euros frente a los más de 38.000 que puede costar en países como Estados Unidos.
Carmen (nombre supuesto) llevó a cabo el procedimiento de fertilización in vitro. Los embriones se implantaron en una madre de alquiler, pero al volver a España le avisaron de que no había tenido éxito. Aún así quiere volver a India. "Es mi única opción. En España adoptar es muy difícil por el dinero, las listas de espera y sus complicaciones", dice.
En España, como en casi toda Europa, las madres de alquiler están prohibidas. La ley de reproducción asistida, en línea con la política de donación de material biológico, que especifica que debe ser anónimo y no retribuido, no las permite. Francia, en cambio, planea legalizarlas para 2009 en parejas heterosexuales y cuando la mujer no pueda llevar a cabo una gestación completa, siempre y cuando al menos un miembro de la pareja sea el progenitor genético. En otros países como EE UU sí son legales y se pueden contratar incluso por Internet. Hay un riesgo: la mujer en cuya matriz de desarrolló el bebé tiene hasta el último momento -al dar a luz- para arrepentirse y quedarse con él.
En India no existe una ley, pero el Gobierno trabaja en una propuesta del Consejo para la Investigación Médica para regular el proceso y que "todo quede claro entre los padres biológicos y la prestadora de la matriz". Los padres pagarían a la mujer una cuota acordada más los servicios médicos y un seguro. A cambio, ella se comprometería a entregar el niño. Aunque esta normativa podría tardar más de un año en entrar en vigor, la ministra para el Desarrollo de la Mujer y el Menor, Renuka Chowdhury, ha asegurado que sería la mejor forma de tratar los aspectos legales de lo que considera una "industria en auge". Un negocio que mueve unos 445.000 millones de dólares al año, según la prensa local. Aunque no hay datos precisos, los expertos creen que en 2007 nacieron en India al menos 200 niños de vientres de alquiler. Una tendencia que crece como la espuma, el año anterior apenas un par de decenas de niños nacieron así.
Cada vez más parejas españolas acuden a India para contratar a madres de alquiler. Además del bajo precio, este país tiene buenos profesionales y pocas leyes -o más relajadas- de reproducción. En este país no se regula el número de óvulos a fecundar y se pueden implantar hasta seis, el doble que en otros lugares. Así, las clínicas aseguran que más de 40% de los casos tienen éxito.
El Consejo para la Investigación Médica tiene actualmente unas "guías" en las que se basan los padres que quieren alquilar y las clínicas, que median para redactar un contrato con las condiciones. En el acta de nacimiento se ponen los nombres de los padres biológicos. En un caso registrado en la Embajada de España en Nueva Delhi hace algunos meses, un padre soltero tramitó el pasaporte de dos niñas nacidas de una madre de alquiler, con el embrión producto del óvulo de una tercera persona y su propio semen. Al ser el padre biológico y aparecer su nombre en el registro de nacimiento, logró obtener el pasaporte español de las niñas.
"Los extranjeros relativamente ricos escogen a indias pobres porque pueden explotarlas económicamente. Es un tipo de colonización biológica", dice Kamayani Bali Mahabal, coordinadora legal para el sureste asiático del centro para recursos e investigación de la mujer (ARROW). Otra crítica es que la mayoría del dinero se queda en la clínica.
"Me gusta pensar que las dos partes nos beneficiaríamos. Yo teniendo un hijo y la madre con un dinero que de otra forma no podría tener. Si se quedara embarazada, le daría más dinero de lo que pide", cuenta Carmen. La mayoría de estas madres son pobres, de las castas más bajas de India.
Esto se ve en la clínica de la doctora Nayana Patel, famosa por conseguir vientres de alquiler para extranjeros. Actualmente más de 30 madres alquiladas viven en una especie de granja en Anand, la capital lechera de India. Pasan allí todo el embarazo y no se les deja salir. Es casi imposible verlas, a pesar de que se dice que el proceso es abierto. La doctora Patel dejó de hablar con los medios tras el revuelo que suscitó la muerte de una de sus madres de alquiler, según un periodista local. Su marido, también médico en la clínica, dice que él no sabe mucho. Está ocupado poniendo en una máquina de contar fajos de billetes de 100 dólares. Sólo una embrióloga del centro, Harsha Bhadarka, atina a contestar: "Las tenemos aquí para darles todos los cuidados y las alimentamos como ellas en casa no se lo pueden permitir", cuenta. Además, ser madre sustituta es un estigma para las mujeres en sus aldeas.
Para las mujeres que alquilan su vientre el principal motivo es económico. Recibirán unos 7.000 dólares (4.500 euros), según los médicos. "Necesito el dinero para mantener a mi hijo de tres años y asegurar su futuro", cuenta Radha, que no quiere dar su verdadero nombre. Dice que cuando su marido la abandonó, se quedó sin nada y sin posibilidades de encontrar un trabajo para alimentar a su pequeño. La historia se repite: Rina compró una casa, Lakshmi un taxi de motocicleta para su esposo y Rekha no quiere depender de su marido alcohólico. Algunas dicen que les alegra saber que han ayudado a otra familia, casi siempre en otra parte del mundo.

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