lunes, noviembre 19, 2007

Violencia escolar en Extremadura. Entrevista a Eva Pérez

EVA MARÍA PÉREZ CONSEJERA DE EDUCACIÓN. «Hay que contextualizar las agresiones en sus justos términos». «Cabría preguntarse si es violencia escolar o violencia social que se traslada a los centros», asegura. LUIS EXPÓSITO
Eva María Pérez, en su despacho de la Consejería. /
Las últimas agresiones a profesores han convertido a Eva Pérez en el consejero de la Junta de más actualidad. A pesar de las críticas, mantiene su discurso: se trata de hechos aislados. Además, cree que la situación no es más que un reflejo de lo que sucede en la sociedad.
-¿Ocho agresiones en dos meses no son demasiadas para considerarlas como aisladas?
-En todo caso, no he hecho más que repetir lo que han dicho los directores de los centros. Los han calificado de hechos anecdóticos y aislados, porque no es habitual que en esos colegios pase esto. Desde luego, que ocurran en tan corto espacio de tiempo no es achacable a la causalidad sino a la casualidad. Cuando se empezó a hablar de violencia en las aulas, parecía que la preocupación se centraba principalmente en los alumnos. Hubo que articular medidas para prevenir situaciones conflictivas en los centros. Luego, si se producían los hechos, se trataba de dotar de herramientas a la comunidad educativa para solucionarlos. Llama la atención que esos hechos ya no son cometidos por alumnos, sino por sus familiares. Ninguno de estos casos ha sido un caso de violencia en las aulas. De hecho, en el único protagonizado por un alumno, el propio consejo escolar del centro no le dio la consideración de violencia en la aulas. Se trataba de un joven que estaba en una determinada situación sanitaria.
-¿Está la Consejería minimizando el problema?
-No lo estamos minimizando. Lo que sí se ha dicho es que todos los centros educativos cuentan con herramientas para saber cómo enfrentarse a este tipo de situación. Medidas e instrumentos que fueron consensuados con muchos agentes e instituciones: cuatro organizaciones sindicales, la Federación Extremeña de Municipios y Provincias (Fempex), las dos federaciones de padres de alumnos, las asociaciones de la prensa y el Consejo de la Juventud de Extremadura. Esas herramientas han demostrado su eficacia por la celeridad con la que se han puesto en marcha. Además, una de las medidas contempladas en el Compromiso Social por la Convivencia era la asistencia jurídica por parte de la Junta. Cuando los afectados la han solicitado la han tenido sin ningún problema. ¿Significa esto minimizarlo? No, significa que hay que contextualizar los casos de agresiones en sus justos términos, porque cabría preguntarse si es violencia escolar o es violencia social que se traslada a los centros educativos. Por tanto, los colegios no son paraísos idílicos. Muchos de los problemas de la sociedad se trasladan a los centros. Aunque un alumno esté recibiendo una determinada educación en valores y se le esté transmitiendo tolerancia, respeto y solidaridad, en su barrio es posible que reciba unos valores que no son democráticos. No vivimos en una sociedad perfecta.

Aumento
-Entonces, lo considera un problema más social que del ámbito educativo...
-Sin ánimo de generalizar. Afortunadamente la violencia social es aislada, pero desde luego se produce con mayor intensidad que antes. Recientemente hemos vivido el caso del joven catalán que agrede sin que medie ninguna discusión a una inmigrante. Lo que pone en evidencia es que los resortes que tiene la sociedad para vivir en convivencia a veces fallan. Por eso, aparte de los mecanismos y las herramientas que se han puesto en marcha, como el Observatorio Social por la Convivencia, necesitamos una Educación para la Ciudadanía, y no sólo para los alumnos. Todos tenemos que pasar algún curso para que nos enseñen valores cívicos y ciudadanía.
-Hay quien dice que también es un problema de pérdida de autoridad del profesorado ¿Está de acuerdo?
-La sociedad ha cambiado y también ha cambiado la visión que la sociedad tiene del docente. En ese sentido nosotros pusimos en marcha el curso pasado una campaña sobre ellos, porque realizan una labor impagable. No somos conscientes del trabajo que ejercen. En ellos depositamos lo más sagrado que son las semillas del presente y del futuro. Por tanto, tendríamos que estar mimándoles constantemente. Es verdad que aquí no gozan de la consideración social que tienen en países como Finlandia, pero no es un problema de falta de reconocimiento por parte de la Consejería en ningún caso. Intentamos hacerle ver a la sociedad la importancia que tienen. Pero también el ámbito educativo tiene que saber adaptarse a la nueva sociedad en la que estamos viviendo. Quizás la imagen que tenían en el siglo pasado ya no vale para la actualidad. El maestro, el cura, el médico y el boticario eran la elite social de los pueblos. Ahora, como consecuencia del desarrollo social, cultural, económico, no es así. Quizás ahora los referentes sean los cantantes o personas que se hacen famosas de la noche a la mañana.
-Hace un año, me decía en una entrevista que era necesario repensar el papel del docente ¿No es ahora un buen momento?
-Creo que los docentes deben adaptarse a las circunstancias sociales y responder a las demandas que le llegan de la sociedad. Fue un buen momento el debate educativo, tanto de Primaria como de Secundaria, donde se preguntaba si los docentes adecuan su práctica a los retos de la sociedad del siglo XXI. Es verdad que en muchos casos la respuesta que dieron tanto los profesionales como las propias familias era que hay una necesidad de actualizar la formación del profesorado. Quizás sea un problema de planes de estudio, y es que lo que se encuentran los docentes cuando llegan al centro no se corresponde exactamente con lo que han aprendido en la facultad. Es una buena noticia la reforma para convertir los estudios de Magisterio en Grado, con una especialización en Primaria y Secundaria.
-Ha habido cierta confusión en el tratamiento legal que se le dará a estos hechos. Al final ¿se va a personar la Junta en los casos de agresiones?
-La personación como acusación particular se produce cuando la agresión tiene la consideración de delito de atentado. En su día, tanto la consejera de Presidencia como yo mantuvimos una reunión con el fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura para que se instara a los fiscales a que consideraran la agresión a un docente como delito de atentado. Esto trajo como consecuencia que el caso del colegio público de Villanueva se ha considerado atentado. Como decía antes, el gabinete jurídico de la Junta ha actuado dando asistencia jurídica a los agredidos, además de asistencia letrada cuando lo han pedido. En aquellos casos que tengan la consideración de atentados, la Junta estará como acusación particular.

Normalidad
-Una curiosidad, ¿conoce la situación concreta en la que están los alumnos implicados en los últimos casos? ¿Asisten a clase normalmente?
-En un caso muy concreto, el alumno está bajo vigilancia médica. Quitando este caso, prefiero guardar la intimidad de estas personas porque veo que en estas situaciones se han dado datos sobre menores que no deberían haber salido.
-Pero sí que podría transmitir que la sensación es de normalidad...
-En los centros es de absoluta normalidad. He hablado con el director del instituto Norba de Cáceres, y estuve con el profesor agredido. Me ha sido grato comprobar cómo el claustro había recuperado la normalidad y cómo el centro ha sabido llevar la situación. Y así ha sido igual en otros centros afectados. Una directora de uno de estos centros me ha dicho que en ningún momento se ha perdido la normalidad.
-Observatorio de la Convivencia Escolar, Compromiso Social por la Convivencia, protocolo de actuación rápida... Son nombres rimbombantes. ¿No teme que el ciudadano de a pie piense que no valen para nada?
-A mí lo que me interesa es que las personas a las que van dirigidas estas herramientas sean conscientes de su eficacia. El observatorio es un notario de la realidad de la convivencia. Por tanto, su objetivo es analizar, diagnosticar y evaluar la situación de convivencia en los centros educativos. Todo en la más amplia gama de actuaciones de convivencia. El protocolo existe porque entiendo que es necesario sistematizar la intervención que tiene que tener un equipo directivo en un caso de agresión. El compromiso social refleja la importancia que tiene la implicación de toda la sociedad en la mejora de la convivencia. Es imposible hablar de ella si no hay una implicación real y efectiva de todos los agentes desde cualquier ámbito para mejorar la convivencia. Creo que tiene que ser compromiso de todos.

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