miércoles, junio 27, 2007

"La cocaína te hace vivir en un mundo irreal"

"La cocaína te hace vivir en un mundo irreal"
"La coca distorsiona los sentimientos, vives en un mundo irreal, engañas a la gente". Así recuerda Pedro su paso por el mundo de las drogas después de llevar 15 meses "limpio" tras ponerse en manos del Centro de Solidaridad de Zaragoza. Este hombre de 53 años conoció el lado más oscuro de largas noches llenas de alcohol y cocaína, hasta el punto de pensar incluso en el suicidio como solución y de engañar a su familia, asegurando tener, durante tres años, un trabajo inexistente.
Sus primeros contactos con el mundo de los estupefacientes comenzaron a los 18 años, cuando Pedro, en plena movida hippie, se marchó a vivir al extranjero. "Fumaba maría, cannabis y luego probé todos los alucinógenos que se consumían. La coca también, pero poco porque en esa época no era habitual", relata. Se convirtió en un consumidor de fines de semana, aunque también tuvo un largo paréntesis en el que dejó las drogas.
"Me casé con una chica que ni las probaba. Me integré en su círculo de amigos y estuve tres años sin tomar nada", explica. Tras su divorcio, en 1983 regresó a España y montó un bar en Canarias, donde el fantasma de la droga volvió. "Tomaba cocaína y anfetas, pero no a diario", indica. Tras su paso por las islas volvió a Zaragoza, donde también regentó un bar. "Al principio solo eran los fines de semana, pero luego también entre semana. Me volví a casar y mi mujer me advirtió de que me estaba pasando. Yo no lo quería aceptar".
La droga fue un factor fundamental para que su matrimonio se rompiera. A partir de ese momento, dejó el bar y comenzó a "trapichear", siempre en pequeñas cantidades y para hacer frente a su propio consumo. "Lo único que hacía era levantarme al mediodía, preparar las bolsitas y servir a los clientes. Las noches las pasaba bebiendo y consumiendo coca hasta las ocho de la mañana".
Pero los límites de su adicción llegaron cuando empezó a consumir base de cocaína, un proceso por el cual se fuma la droga en estado puro. "Hasta entonces consumía tres o cuatro gramos al día, cuando comencé a fumar llegaba hasta los diez. Estuve hasta tres días sin dormir, fumando sin parar". Llegó un momento en que sus trapicheos no podían costear su adicción (cada gramo cuesta unos 60 euros) y pensó en cómo suicidarse.
Después de que la Policía le detuviese, comenzó un programa de rehabilitación en Proyecto Hombre. "Tengo una relación fantástica, he vuelto a leer, a viajar, ya casi tengo todas mis deudas liquidadas".
Las terapias por alcoholismo han aumentado un 60% en solo un año 27/06/2007
El director de la prisión de Daroca propone que los centros educativos prevengan a los menores frente a la droga

No hay comentarios:

.

Archivo del blog

.