domingo, enero 28, 2007

El fumar se va a acabar: Paula Vázquez, Juan y Medio, Álvaro Bultó, Pedro Piqueras, Sánchez Dragó... posan en un calendario contra el tabaquismo

Paula Vázquez comenzó a fumar en la selva africana. Juan y Medio lo dejó en 2001 cuando se cayó -en sentido literal- del caballo. Álvaro Bultó nunca pasó de «aquellas tres o cuatro caladas que di de adolescente para hacerme el chuleta»... Estas y otras historias se esconden detrás de muchos famosos que, humanos al fin, mantienen o han mantenido un pulso contra el vicio del tabaco.
Álvaro, Paula, Juan y otras nueve personalidades del espectáculo, la literatura, la medicina, el periodismo y el deporte, han posado para el 'Calendario Respiración', con el que la Fundación Respira y la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) pretenden recordarnos que 2007 es para ellos el año de la prevención y el tratamiento del tabaquismo. El calendario se presentó el pasado martes en un acto celebrado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. A él acudieron algunos de sus protagonistas, entre los que figuran la cineasta Isabel Coixet, el nadador David Meca, la presentadora Patricia Conde y el escritor Fernando Sánchez Dragó, para quien «el tabaquismo es un problema moral, no sólo sanitario. No existe ninguna sustancia -dice Dragó- que, además de perjudicar a su usuario, dañe a quien no la utiliza».
En esa línea, Paula Vázquez confiesa que de jovencita era «una completa nazi a la hora de prohibirles a mis padres, fumadores los dos, que encendieran un cigarrillo en casa». Pero, como dice la presentadora, «la selva africana me dejó muy tocada». Y, entre el estrés, las horas muertas y el hambre que pasó en aquel famoso concurso que ella conducía desde la sabana, acabó por sucumbir, con 29 años, al vicio que más detestaba. De eso hace tres años. «Fumo poco, un paquete me puede durar una semana -dice Vázquez-. Pero me he propuesto dejarlo del todo, porque el tabaco ni huele bien, ni sabe bien. Es un asco».
Juan y Medio se cayó de un caballo en 2001. «En realidad, nos caímos los dos -puntualiza- y acabé en el hospital, con siete costillas rotas». Allí coincidió con otro enfermo, fumador empedernido, que cada vez que tosía lloraba y gritaba de dolor. Juan se vio reflejado en él. «Esa misma noche -cuenta- le entregué el paquete de tabaco a mi madre. Y hasta hoy». No ha vuelto a fumar, pero, por si le entraba alguna tentación de hacerlo, decidió un día colarse en la autopsia de un fumador. «Esto es algo que deberían ver todos los que están enganchados al tabaco. Los pulmones de una persona que fuma -relata el presentador- son puro chapapote. Están llenos de una masa grasienta, color verde oliva, totalmente repugnante».
«De acuerdo que el coche también contamina -insiste Juan-, pero al menos es útil. Te permite viajar, acercarte a los seres queridos, ver mundo... El tabaco, en cambio, no sirve para nada. Fíjate si seré radical que el otro día me pusieron una calle en mi pueblo, Lúcar, y en el banquete se me acercó un tío a felicitarme con un puro en la boca y le pedí por favor que lo apagara. Yo, cuando alguien me pregunta si me molesta que fume, siempre le respondo que no es que me moleste, es que me perjudica».

Cuando la pareja fuma
Eso sí, Juan y Medio no descarta enamorarse de una fumadora. «Ni tampoco de una prostituta cargada de hijos -replica-, porque el amor no tiene nada que ver con la lógica ni con la conveniencia». Lo que hace Juan cuando una novia le da al 'fumeque' es «pedirle que por favor no fume en el coche, ni en la mesa, ni en la cama... Así la voy poco a poco limitando». Será por eso, o por el destino, la cosa es que ahora mismo está sin pareja.
Para el intrépido deportista de alto riesgo Álvaro Bultó, «fumar no es una buena aventura». Bultó admite tener incluso, entre sus amigos, «fama de intolerante con el tabaco». A finales de febrero, partirá hacia la Antártida, junto a otros dos compañeros, para sobrevolarla con un traje de alas y quizá batir un nuevo récord. Ya lo batió al cruzar en 'vuelo humano' el estrecho de Gibraltar, planeando sólo con su cuerpo y un traje especial, a lo largo de 21 kilómetros y durante seis minutos sin abrir el paracaídas. «Nada de esto sería posible fumando», advierte el deportista.
Pero, hombre al fin, Bultó admite haber salido con más de una fumadora. «Lo que pasa es que conmigo lo dejan», dice resuelto. No es por hacer comparaciones, pero lo cierto es que, igual que Juan y Medio, él también está sin pareja. Hasta su madre, según él, le dice de vez en cuando: «Chato, a ver cuando te casas que ya vas teniendo una edad». Y Álvaro, a sus 44 deportivos años, siempre le contesta que «no hay que precipitarse».

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